
Tengo nueve discos de Chinarro. Nueve. Le llevo escuchando media vida. Cada disco trae ciertos recuerdos, ciertos suelos, ciertas casas, ciertas frases. Cada disco ha tenido y tiene una canción de esas que marcan la semana, el mes o la temporada. Pero, contrariamente a los integristas de Señor Chinarro que defienden al Antonio Luque de los inicios, al surrealista, al que sonaba mal, al que hacía conciertos desastrosos; yo empecé a amar de verdad a Chinarro con El fuego amigo. Cuando las melodías eran redondas, las letras tremendas por mucho que fueran más accesibles, y los estribillos se podían cantar... Pues bien, sale ahora Presidente, y qué queréis que os diga, es su mejor disco hasta la fecha. De no creérselo. Sexual, luminoso, extrovertido y directo. Una buena, y otra mejor, y otra más grande. Y así el disco entero.
Propongo Una llamada a la acción, la primera del disco que no el single, como himno de esta primavera que acaba de empezar.
Nos conocimos ayer, tú me invitaste a beber, yo te invité a no sé qué, tú dijiste que bien, y te hablé de poesía por ver qué decías, que si es tontería, que sí, que no. Habrá que hacer el amor. Llegó la luz al salón y vi tu sujetador y en cada pezón, una llamada a la acción. Me callaste la boca, dijiste 'te toca mister don de lenguas, demuéstralo'. Habrá que hacer el amor. Por un mundo mejor. Habrá que hacer el amor. Atiéndeme extranjera, ven a mi vera, que te alabe el gusto. Será que es primavera y tú aún soltera, qué error de bulto, qué patán. Me he explicado fatal. Así rimaba el profeta, torpemente, con bragueta, en un mundo mejor. Habrá que hacer el amor. Amor. Y venga a darle al alpiste. La vida es muchas veces triste, es repetición. Habrá que hacer el amor. Porque nunca está hecho. Y que cuando tú miraste al techo en un mundo mejor. Habrá que hacer el amor. Amor.
En Spotify, está el single, Vacaciones en el mar. Pero escuchad la cara B llamada La chica del momento, ¿es o no puro Loquillo ochentero meets Velvet Underground? Si lo digo, no reviento.