viernes, 30 de octubre de 2009

LO SIENTO...


No soy moderno.

No me gustan M.I.A., ni The Gossip.
Godard (salvo alguna excepción) me parece pesantísimo.
Chaplin me carga a morir.
Los escritores latinoamericanos (así a lo bruto) me dan dolor de cabeza.
La polenta y las ostras me provocan náuseas.
Las drogas me interesan entre poco y nada.
Salir por la noche, lo que se entiende como tal, me aburre bastante.
Abomino de Michael Haneke.
Los pantalones pitillo y las zapatillas Victoria me parecen un invento demoníaco; haberlos recuperado, un giro al infierno.
Las fotos de Juergen Teller me dan asco.
Arrebato de Zulueta me parece, con el tiempo, una gran paja mental.
El genio de Murakami me deja absolutamente indiferente.

Lo dicho: no soy moderno.
Ni siquiera sé si las cosas que acabo de citar son señas de identidad del perfecto moderneo. Sin embargo, me gustan Julio Iglesias y Aute, la oreja a la plancha, el agua de sabores (la de mandarina es mi preferida), Extremoduro, las pantuflas de cuadros, Los Ronaldos, Bola de Dragón, los móviles que sólo sirven para llamar, Nicola di Bari, y, siempre siempre siempre, un buen western. Igual esto sí es moderno. Y yo ni me he enterado.

Bueno a lo que iba, que la noche me confunde.
Esta semana me he sorprendido a mí mismo enganchándome al último grito, al colmo de la modernidad. La Roux. Y me he enganchado tanto y tan bien que aún no he podido escuchar el disco entero. La primera canción In for the kill me vuelve loco. Absolutamente. Y tengo que ponerla otra vez. Y otra. Y otra. Y otra. Tras más de cinco y menos de diez escuchas seguidas, consigo por fin pasar a la siguiente: Tigerlily (que tiene ramalazos de Eminem y del Thriller de Michael Jackson). Y ahí que me veo otra vez atrapado en un loop. Un pequeño salto y me planto en los cortes tres y cuatro. Quicksand y Bulletproof. Gloriosos estribillos. Avanzo lentamente agitando rápidamente las caderas. I'm not your toy me obliga a pararme. De nuevo. Cover my eyes y As if by magic invitan a revolcarse por el suelo. Y ahí, ya no puedo más, Tengo que volver al principio. Qué obsesión. I'm going in for the kill/I'm doing it for a thrill/I'm hoping you'll understand/And not let go of my hand...
¿Y que a qué sabe La Roux? A electrónica de los ochenta. Pegajosa, liviana, danzona, sexy, lúbrica.

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA PRUEBA DEL DELITO



Siete minutos ventiocho segundos dura In bed with your best friend de At Swim Two Birds.
Ayer la escuché muchas veces seguidas.
Tantas que perdí la cuenta.
O preferí perderla.
Hay cifras que te dejan en evidencia.
Hay cifras que son una evidencia.
Returning to the scene of the crime.
Así se llama el disco.

Releyendo en diagonal Conversaciones con Glenn Gould de Jonathan Cott me encuentro con esta otra evidencia que, por mucho que lo sea, tantas veces se olvida:
"Siempre he tenido algo así como una intuición de que, por cada hora que pasamos en compañía de otros seres humanos, necesitamos estar solos un número X de horas. Pero repito que no sé a qué cifra corresponde esta X: podrían ser dos, siete octavos o siete y dos octavos. Sí que le puedo asegurar que es una cifra que no debemos pasar por alto".


Notas a pie de página:

Buena noticia: película de Wes Anderson al canto. De animación. Basada en un cuento de Roald Dahl para niños. Con voces de George Clooney, Bill Murray y Jason Schwartzman...

Y vaya equipazo el del Regal Barcelona de este año...

lunes, 26 de octubre de 2009

LO BELLO Y LO TRISTE



Benjamin Biolay me gusta desde desde el minuto uno. Desde el principio. Su Rose Kennedy, de un clasicismo tan elegante. Négatif, maravilloso. El divertimento de Home con su exChiara Mastrioianni, una delicia. (Saltamos el insulsillo À l'origine). Pero con Trash Yéyé algo pasó. Algo más. Algo que me obligó a arrodillarme. BB tenía otra pinta. Su aspecto cool de niño bien plantado se había mutado en aire de estar de vuelta, dolorosamente de regreso, tristemente derrotado. Punzante y cegador descreimiento. La pérdida de la inocencia. Ojeras de trasnochador. Mirada perdida. Descuido. Y las letras... BB era otro. Los juegos de palabras de antes, inofensivos y lúdicos, habían dado paso a letras brutales, crudas y sin tregua. Trash Yéyé era una radiografía del amor, del desamor, de la ruptura, del dolor, de la rabia, de lo que queda, de lo que se borra, del abandono, del abandonarse. Desolación en estado puro a pesar de los hermosos intentos de esconderla en melodías azucaradas. Lo escuché obsesivamente durante muchos meses. Bien avant, la primera canción, me sigue pareciendo el texto más implacable que he escuchado jamás sobre cómo y cuánto, a veces, se arruga el amor. Con La Superbe este Benicio del Toro a la francesa suma y sigue. Otra vez letras que sacuden. La falta de fe. Las adicciones y las trampas para superarla. Lo inevitable. Disparos certeros. En el centro del corazón. El peso de la soledad. J'ai cru les gens qui m'entourent qui rêvent de bonheur, mais se foutent éperdument du nôtre. Los días que pasan. El tiempo que se fue. La decepción. Déçu de vous, déçu de nous, je ne crois plus en rien de tout. La culpa. Tout ça me tourmente un peu, mais dès 20h30, oui, dès 20h30, j'ai pas le coeur, je n'ai que ma queue. La belleza de ciertos instantes. Et encore, et encore, caresser tes cheveux. Catástrofes anunciadas. Elle est là, tu la sens et tu sens que tu l'as dans le sang. Rayos de esperanza. Nostalgias que no se curan. El sexo. Prenons le large, prenons le large, ne rentrons pas mon coeur. Destellos. Fatalismo infeccioso. La vida. Quelle est courte, hélas, cette vie déguelasse. No quiero dejar de escuchar 15 août, Padam, Ton Héritage, Si tu suis mon regard, Brandt Rhapsody, L'espoir fait vivre, Prenons le large, Tout ça me tourmente, Reviens mon amour, ni... ni... Obra maestra. 23 canciones que se pasean como quieren por tantos territorios (jazz, pop, chanson, spoken word, electrónica...). A dosificar. Por aquello del síndrome de Stendhal.

Hay una tristeza perfecta en este último Biolay. Una melancolía que crea adicción. Música hiperestésica para hiperestésicos. Uno se quiere quedar a vivir en sus canciones. Por la compañía. Por la comodidad. Hay desnudez e indefensión en el que canta. Y ahí estás tú obligado, también, a quedarte desnudo. Indefenso. À poil.

A Biolay no le gusta hablar de sus canciones. Normal. Ya lo dicen todo ellas solitas.
Se explican tan bien. Te explican tan bien.
Se escriben tan bien. Te (d)escriben tan bien.
Para muestra, la letra de la tremenda Ton Héritage de La Superbe.

TU HERENCIA

si te gustan las tardes de lluvia
mi niño/a, mi niño/a
las callejuelas de Italia
y los pasos de los paseantes
la letanía eterna
de las hojas muertas en el viento
que gritan una última vez
grita, mi niño
si te gustan los rayos
mi niño, mi niño
bañarte a medianoche
en el gran océano
si te gusta la mala vida
tu reflejo en el estanque
si quieres a tus amigos
a tu lado todo el rato
si rezas cuando la noche cae
mi niño, mi niño
si no pones flores en las tumbas
pero quieres a los ausentes
si tienes miedo de la boma
y del cielo demasiado grande
si hablas con tu sombra
de cuando en cuando
si te gusta la marea baja
mi niño, mi niño
el sol en la terraza
y la luna bajo el toldo
si se pierde a menudo tu rastro
en cuanto llega la primavera
si la vida te sobrepasa
pasa, mi niño

no es tu culpa
es tu herencia
y será aún peor
cuando tengas mi edad
no es tu culpa
es tu carne, tu sangre
tendrás que tirar con ello
o más bien, sin

si olvidas los nombres
las direcciones y las edades
y casi nunca el sonido
de una voz, un rostro
si amas lo que es bueno
si ves espejismos
si prefieres Paris
cuando llega la tormenta
si te gustan los sabores amargos
y los inviernos blancos
si te gustan los últimos tragos
y los misterios turbadores
si te gusta sentir la tierra
y surgir el volcán
si tienes miedo del vacío
vacía, mi niño

no es tu culpa
es tu herencia
y será aún peor
cuando tengas mi edad
no es tu culpa
es tu carne, tu sangre
tendrás que tirar con ello
o más bien, sin

si te gusta irte antes
mi niño, mi niño
antes que el otro despìerte
antes de que te deje en la estacada
si te da miedo el sueño
y que pase el tiempo
si te gusta el otoño bermejo
maravilla, rojo sangre
si te da miedo la muchedumbre
pero soportas a la gente
si tus ideales se derrumban
la tarde de tus veinte años
si nada ocurre
como en tus planes
si no eres más que una piedra que rueda
rueda, mi niño

no es tu culpa
es tu herencia
y será aún peor
cuando tengas mi edad
no es tu culpa
es tu carne, tu sangre
tendrás que tirar con ello
o más bien, sin

mi niño
mi niño

viernes, 23 de octubre de 2009

SILE, NOLE, NOLE, NOLE...


Ya he hablado alguna vez de la opinión que me merecen las listas: me parecen una chorrada.
Pero también de la atracción que ejercen sobre mí: siempre acabo mirándolas y remirándolas.
La última, una publicada en el Uncut: los 150 mejores discos de la última década.
No he podido evitar ponerme a hacer números.
De los 150, tengo 57, de los cuales 2 son vinilos (uno es de Ryan Adams y el otro de ¿¿Björk??).
De esos mismos 150, 5 fueron perdidos, regalados porque no me gustaban lo suficiente, o desaparecidos en combate.
Y también de los 150, tuve 2 que ya no tengo porque se me rompieron y por despiste -que no por gusto- no repuse (el primero de The Strokes, y el Real Gone de Tom Waits).
Esto significa que si fuera más avaro y cuidadoso, tendría 64 de los 150.

Springsteen y Young tienen tres discos en la lista; Wyatt, Dylan y Cash, dos; Bowie, Cohen y Weller, uno.
Pete Doherty está dos veces: una con The Libertines y otra con Babyshambles. Damon Albarn, tres, en forma de Blur, Gorillaz y The Good, the Bad and the Queen.
Wilco, Sufjan Stevens, Rufus, The Streets, The Strokes, Arctic Monkeys, Pj Harvey, Ryan Adams y Elliot Smith hacen doblete; Drive-by-Truckers y Wilco, triplete.
Y The White Stripes tienen ¡cinco! discos entre los 150 mejores discos de la pasada década. (Y no son seis, porque el primero es de 1999, y no entraba en tiempo...)

Y para calmar la voraz curiosidad que sé les carcome, los diez primeros puestos:
1. White Blood Cells, The White Stripes
2. Love and Theft, Bob Dylan
3. A ghost is born, Wilco
4. Smile, Brian Wilson
5. Is this it, The Strokes
6. Raising Sand, Robert Plant and Alison Krauss
7. Funeral, The Arcade Fire
8. Modern Times, Bob Dylan
9. Heartbreaker, Ryan Adams
10. Fleet Foxes, Fleet Foxes

miércoles, 21 de octubre de 2009

HASTA QUE LLEGÓ SU HORA



Detesto las imposiciones que pueden evitarse.
No soy partidario de terminar cosas que no te hacen feliz sólo porque las has empezado. Salvo con las películas (por aquello de no levantarse y molestar a todo el mundo), abogo por el abandono: si un libro, a la página 50 es que no, lo dejo para mejor ocasión; si un disco, en las primeras escuchas no me ha dicho ni la eme de mu, no me obceco.

Este proceder tiene dos ventajas:
1- evita el tener que deglutir cosas a la fuerza y sólo porque se supone que el libro o disco merecen la pena
2- permite retomarlos cuando de pronto tus orejas, tus ojos y tu cabecita se han abierto y se muestran receptivos
Cada cosa (bueno, vale, CASI cada cosa) tiene su momento, sólo hay que saber encontrarlo.

El otro día llegó la hora de Eef Barzelay.
Me lo compré, por insistentes recomendaciones.
Y no acabé de encontrarle el truco.
Lo intenté un par de veces.
Y parecía que no había manera.
Tocaba pared y más pared.
Un muro.
No veía la puta grieta.
Esta vez, había picaporte.
La puerta se abrió.
Me senté en el sofá.
Y qué placer.

Luego ya cogí carrerilla.
Y me pasó lo mismo.
Calcadito.
Con The Ghost of Fashion de Clem Snide.
Que también criaba polvo entre Vic Chesnutt y Club 8.



Qué gusto no empeñarse.
Qué saludable no coger manías sólo porque no está uno.
Qué bien no detestar algo disfrutable sólo por cabezonería.
Qué inteligente saber medir los tiempos, ver los espacios, respetar los ritmos, esperar los turnos.

martes, 20 de octubre de 2009

I WANT HOLD YOUR HAND


Este verano me dejaron Mientras tanto dame la mano (Visor)
- Soy sordo para la poesía, pero creo que te gustará
El título ya me pareció rayano en la perfección

Lo cogí con extremo miramiento:
cuido de las pertenencias ajenas con sumo esmero
y, yo también, tengo el oído bastante duro para la poesía

Mientras tanto dame la mano
Me lo repetía para mí mismo

Me gustó
Mucho

Creo que le acaban de dar no sé qué premio
Al autor, Kirmen Uribe
Qué bien

Mientras tanto, dame la mano, nos pedía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.

lunes, 19 de octubre de 2009

AMOR A PRIMERA VISTA



Creo que me he enamorado.
Hay canciones que, para bien o para mal, te impulsan a moverte, a pensar que hay otros mundos mejores y que están ahí, aunque no sepas del todo donde, ni cómo llegar. Pero están. Una certeza tan esperanzadora como dolorosa.
A eso suena el primer disco de Mumford and sons, Sigh no more.
Intenso, brillante, épico, roto, emocionante, luminoso a ratos, oscurito otros.
Sabe a tierra.
Una voz maravillosa, rasposilla, rabiosa o amable según se tercie.
Y, dios, qué arreglos.
Y ese banjo...
Y qué pausas. Esos momentos en los que una canción se queda suspendida el tiempo de una respiración.
Me sentó bien el sábado por la mañana con las ventanas abiertas.
Me llevó por la tarde mientras hacía tiempo.
Me volvió a sublevar el domingo por la mañana cuando la calle lucía silenciosa y desierta.
Recuerdan no poco a mi último flechazo: Noah ant the Whale.

jueves, 15 de octubre de 2009

THE DARK SIDE OF THE MOON



No tengo carácter.
Carezco de opinión.
Me falta personalidad.
Soy el hombre sin atributos.

A las pruebas me remito:

Fui a ver Moon el domingo por la tarde acompañado de unos amigos.

FASE LUNAR 1:
A mitad de la película empiezo a pensar que no me gusta, que es una paja mental de proporciones considerables (incluso con momentos de vergüenza ajena, lo cual me hace divagar mientras veo la película recordando un amigo que siempre dice que sentir vergüenza ajena -de/por otro- es mal) y que lo mejor son:
- las caritas de Gerty (el robot que acompaña a Sam Bell en la estación lunar y al que pone voz Kevin Spacey)
- las manos de Sam Rockwell. Ya había reparado en sus gestos, su cara, su enarcamiento de cejas, su socarronería y su talento; pero no en sus manos. Preciosas.

FASE LUNAR 2:
Salimos. La pareja de amigos dice que bien.
Porque es muy ciencia ficción de los 70. Cierto.
Porque mantiene el pulso. No estoy tan de acuerdo.
Porque estéticamente es muy chula. Verdad verdadera.
Tras un levísimo (por mi parte) tira y afloja, acabo convencido:
Moon me ha gustado. No es una gran peli, pero sí es una buena peli.

FASE LUNAR 3:
Otro amigo que la ve otro día y a otra hora me dice que Moon no mola.
Porque está mal narrada, porque está resuelta de forma artificiosa y porque es poquita cosa.
También, al igual que mis otros amigos y yo mismo, conviene en lo guay de lo vintage de algunas cosas.
Todo esto me lo explica por mail y, mientras lo leo, me voy desprendiendo de la fase lunar 2 para volver a entrar en la 1.
Voy reconociendo todos mis peros, perazos y peritos a Moon en los suyos y me digo que la primera impresión es la que cuenta:
Moon no me ha gustado.

FASE LUNAR 4:
Y ahora ya no sé.
No sé si me gusta o no.
No sé si me parece artificiosa o sólo existencialista.
No sé si me parece aburrida o simplemente pausada.
No sé si es una inmensa nada o un mediano algo.
No lo sé.
Me ahogo en medias tintas.
Gluglu.

martes, 13 de octubre de 2009

SI LA COSA FUNCIONA...



La pregunta con Woody Allen no es: "¿te gusta Woody Allen?" sino más bien "¿cuál es la última de Woody que REALMENTE te gustó?". Y ahí empieza el cisma y la crispación se hace dueña. La respuesta más común es Match Point. Opinión que no comparto (a mí me parece una película fallida) y que siempre me conlleva gran cantidad de discusiones. La cosa empeora cuando digo que la mía es Todo lo demás (la frase "The pill makes her crazy? Falk, she IS crazy. The Pentagon should use her hormones for chemical warfare" me hizo llorar de la risa). Que sea la última que me gustó de verdad no significa que no haya habido antes de esta unas cuantas que madre mía... De las de después, ya digo, conjunto vacío. Incluso y a pesar de haber visto casi todas las pelis del gafotas, me ahorré muy consciente Vicky Martin Berrocal. Semejante declaración (apoyar la candidatura de Todo lo demás a mejor última película de Woody) me ha granjeado no pocas enemistades y, sí, alguna simpatía instantánea (alguien más dice: 'la mía también' y, acto seguido, la mirada de reconocimiento solidario de los crucificados). Ahora el septuagenario vuelve a Nueva York y yo me digo: bufff. Y veo el tráiler y me digo: ah, pues mira. El protagonista me parece un grantorino a lo bestia y eso ya me hace gracia. Así que ahí que voy a verla. Con ganas. Y me gusta, y me lo paso bien, y le reconozco brillos de ingenio. No es para volverse loco, ni siquiera es para gritar 'Woody ha vuelto, el tipo está en estado de gracia'. Pero tiene grandes momentos y como dice el prota de la película: "si se te presenta un momento de felicidad, cualquiera, una brizna, cógelo, no lo desperdicies".


Nota a pie de página:

El otro día descubrí, por casualidad, la genial versión que hacen Clem Snide de Beautiful. Y luego volví a escuchar la relectura de The Lemonheads y caí en otra ALUCINANTE de Elvis Costello. Ya, con la mosca detrás de la oreja, compruebo que Gloria Gaynor, The Zutons y Suede, entre otros bastantes, también han cantado sus propios Beautiful... Si no lo escucho con mis dos oídos, no lo creo.

viernes, 9 de octubre de 2009

TIEMPOS MODERNOS


Dos grandes fenómenos me han dejado últimamente honda huella en las circunvoluciones cerebrales:

1- La procrastinación: Voz de imposible dicción que según la RAE significa "acción y efecto de procrastinar". Procrastinar: "diferir, aplazar". La wikipedia, siempre más prolija, reza: "La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción (o hábito) de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables". Me gusta lo de otras situaciones más irrelevantes y agradables: hace que mi mente eche a volar. La wikipedia se larga una jugosa explicación (recomiendo su lectura) que incluye tipos de procrastinadores (eventuales y crónicos, deberían haber incluido un test para autoclasificarse) y tipos de procrastinación (por evasión, por activación y por indecisión). Todo esto me encanta. La procrastinación, palabro que hasta hace poco sólo conocían cuatro y usaban tres, se ha convertido en moneda corriente en nuestra vida cotidiana. "Me ha dicho que va a..." "Nááá, ni caso es un procrastinador". "Sí, mañana voy a ver si hago..." "¿Un poco de procrastinación?". Incluso ha habido hace poco el Procrastination Day. Si los freakies ya tenían su día del orgullo, los procrastinadores no podían ser menos. Lo que no sé es si el evento tuvo gran seguimiento o muchos -bien por evasión, activación o indecisión- se dedicaron a actividades de menor peso y mayor gusto. Me fascina este fenómeno y me chifla eso de poderte definir como procrastinador. Suena muy fino y mola más que decir: "ya lo haré mañana".

2. El movimiento por la extinción voluntaria de la humanidad (VHEMT, vehementes en castellano): Fui informado de la existencia de esta corriente de pensamiento hace poco. Y, desde entonces, me tiene absolutamente abducido. La cosa consiste, así, muy resumidamente, en no procrear para acabar, de una vez por todas, con EL HOMBRE (así en mayúsculas). Bastante daño le hemos hecho ya al planeta y bastante poco nos queda por hacer a la humanidad como especie. Somos nocivos. Asumámoslo. Y prescindibles. Aprendámoslo. Hemos tocado techo (o fondo, según se mire). Los recursos no dan más de sí. Esto está superpoblado. Nos hemos cargado el equilibrio natural. Hemos acabado con unas cuantas especies animales y vegetales. Para finiquitar con tanta destrucción, debemos asegurar la nuestra asap y evitar así la desintegración final. Como toda especie, toca desaparecer. Todo llega a su fin. Y nosotros que somos seres inteligentes (bueno) y con voluntad (rebueno) podemos decidir cuándo hacerlo y cómo. El momento es ahora y el cómo es dejando de traer churumbeles a esto que hemos convertido en un inmisericorde páramo. Una decisión lúcida. Por el bien de la tierra. Por la liberación de la tierra. Para que el planeta vuelva a ser el paraíso natural que alguna vez fue. Recomiendo muy mucho leerse la web de cabo a rabo (http://www.vhemt.org/). Es cuando menos curiosa (la tabla de 'razones para procrear/razones verdaderas/alternativas sugeridas' es obra maestra. Ej: Amo a los bebés/Una visión miope de la realidad. Ej: Lo hagamos o no, el planeta ya está condenado/Natalismo nihilista).

jueves, 8 de octubre de 2009

PEQUEÑECES



Ayer tuve que ir a Correos. A recoger algo. A mandar otro algo. Me encantan las oficinas de Correos. Estaría ahí horas. Viendo la gente desfilar. Mandando. Recibiendo. Lanzando botellas con mensajes. Intercambiándolas. Y cruzándolas.
Para el proceso de envío me toca con una funcionaria mal encarada y mal humorada. Diría que no tiene el día, pero para mí que le pasa lo que a Murray en The Life Aquatic, que lo que no tiene es la década. No me importa su jeto de pasa y su gesto agriado. Yo sonrío.
Para el acto de la recogida, un señor muy amable me atiende. A diferencia de su avinagrada compañera, habla, no ladra. Me tiende un sobre de papel. Creo que le hace ilusión dármelo. O eso me parece. Me sonríe. Yo también.
Lo abro mientras salgo. Me encuentro con El pequeño 1, un precioso libro infantil de Ann & Paul Rand. Qué ganas de llegar a casa. Lo leo del tirón. Un cuentito bien divertido y bien bonito. Luego ya me paro y miro los dibujos despacio. Con atención. Paul Rand, qué grande. Memorizo el nombre y lo repito hasta cansarme. Me pierdo buscando imágenes suyas. Y mientras, pienso en el gesto de amor que supone mandar algo: buscarlo, envolverlo, ir hasta Correos, rellenar el formulario, cerrar el sobre, mirarlo por última vez y dejar que se lo lleven con los demás. Da como cosica. Así que gracias al remitente. El destinatario fue infinitamente feliz.


miércoles, 7 de octubre de 2009

I LOVE YOU



Cinco motivos por los que adoro a Ian McKellen:

- porque tiene el título de Sir y se gasta porte de actor antiguo

- porque protagonizó Dioses y monstruos

- porque ha encarnado a Gandalf y a Magneto, dos personajes que me arrebatan

- porque tiene un rostro infinitamente bondadoso, gloriosamente inteligente

- porque hizo la grulla a lo Karate Kid en el Festival de Donosti

martes, 6 de octubre de 2009

"HE ESTADO ANTES AQUI"


A ratos me entretengo en pensar idioteces.
Cosas como:
¿cómo hubieran sido Las diabólicas rodadas por Hitchcock?
¿cómo Malditos bastardos vistos por Lubitsch?
¿cómo habría sonado el After Math hecho por los Kinks?
¿y la saga de los Wapshot escrita por Scott Fitzgerald?
Un entretenimiento absurdo.
Lo sé.

Pero,
¿qué hubiera pasado si Oscar Wilde y Wes Anderson hubieran vivido en la misma ciudad y en la misma época y hubieran escrito un libro a cuatro manos?
Pues...
que se habrían despachado Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh.


Genial, brillante y divertido.
Emocionante, entretenido y cautivador.
Lúcido, hábil, clever que dirían los ingleses.
Irreverente en su grado justo.
Ingenioso en su exacta medida.
Certero describiendo cosas tan complicadas como las pasiones.
Sagaz despanzurrando los juegos de las relaciones.
Inteligente destripando las convenciones sociales.
Milimétrico hablando de los intringulis familiares.
Clarividente analizando las pulsiones religiosas.
Hábil descuajeringando los mecanismos que rigen tantas conversaciones.
Y tan bien escrito.
Recomendable al 100%.
Ni un puto pero.

jueves, 1 de octubre de 2009

MIRANDO HACIA ATRÁS SIN IRA


Divido mis discos en tres categorías:
- los actuales: aquellos que -de reciente publicación o más viejos que la tos- suponen un flamante descubrimiento
- los eternos: aquellos que cada equis tiempo pongo en mi equipo de música; los que llevan años sonando, que suenan y que sonarán diosabecuántosmás
- los guadiana: aquellos que estuvieron en la primera categoría y que se colocaron en su estantería pasando a mejor vida, pero que, oh, un día sin saber cómo ni por qué reaparecen y lo hacen, oh sí, en olor de multitudes (hasta, de nuevo, desaparecer y ser engullidos por el injusto anonimato). Estos últimos tienen, para mí, doble encanto: el de descubrir algo nuevo pero con una sensación de déja vu fantástica, con un regusto a conocido la mar de confortable

En esta última categoría se inscribieron el pasado mes:
- La fuerza de los débiles y Dragón negro, de Esclarecidos, grupo que siempre me pareció caprichosamente infravalorado. Estos dos discos tienen temazos, canciones perfectas y redondas, letras que se quedan y melodías preciosas. Siempre fui muy fan de Cristina Lliso que escapó como pocas al horror estético de los ochenta estilizando, en la medida de lo posible, la horterada propia de tan nefasta década
- A bird on a poire, de Jean Louis Murat, que me parece -de los que conozco- el mejor álbum del francés. Doce temas juguetones, retro y sensuales -rozando en algunos casos una excitante pornografía-. Y las letras... La de de Monsieur craindrait les demoiselles es una genialidad; el estribillo reza: "mi pobre amigo folla usted demasiado/ sabrá usted jamás, sabrá usted jamás.../ mi pobre amigo se empalma usted demasiado/ ...¿sabrá usted jamás lo que es el amor?" Todo esto cantado en francés por una linda damisela yanqui de acento voluptuosamente macarrónico

Pues eso, que quitar el polvo de vez en cuando a algunas reliquias es tan reconfortante como sorprendente