martes, 5 de octubre de 2010

EL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD



Nunca he pretendido ser objetivo en esto del blog.
En este caso, simplemente no puedo.
Por motivos más o menos confesables.

Ayer recibí Cardiopatía severa de Ellos.
Ayer fue un día de mierda.
Porque era lunes.
Porque todo el mundo parecía estar en pie de guerra.
Porque tenía una sesión salvaje en el dentista.

Y entonces...
Me llegó el disco de Ellos.
Y me lo pusé una y otra vez.
Y fui con la cabeza alta al sacadientes.
Mirada al frente.
Creo que incluso pegué algún bote en el metro.

Siempre igual con Ellos.
Hace diez años los encontré.
Más o menos, por aquel entonces conocí a un amigo que solía salir de los parkings subterráneos al trote y con los brazos en alto. Como los futbolistas, decía.
Pues para mí eso han sido Ellos la última década.
Salir con los brazos en alto.
Levantar los dedos con la señal de la victoria.
Dejarse ganar por lo liviano.
Morder el hedonismo.
Gozosa despreocupación.
La sensación de que todo importa no tanto.

Han inspirado coreografías perfectas.
Han sonado en mañanas negras antes de ir al 'cole'.
Han sido testigos de madrugadas interminables.
Han bendecido tardes inexplicables en salones propios y ajenos.
Han provocado pasos de baile ridículos en medio de la calle.
Han visto instantes de felicidad fragmentada en compañías inmejorables.
Pero, sobre todo, han puesto banda sonora a sonoras salidas de túneles oscuros; han presenciado patadones a dobles fondos; han atestiguado 'ya bastas' históricos; y han ayudado -demasiadas veces como para no quererlos- a decirle adiós al negro.
En la última década.
Parte de una biografía emocional.
Una chincheta es suya en el mapa de mis recuerdos.

Esta mañana desperté sin casi haber dormido. Me dolía la muela. Y aún era martes. Al tercer tema de Cardiopatía severa, ya bailaba delante del espejo. Con ganas. Con actitud. Y con, sí, qué coño, una adolescencia que está lejos de pertenecerme; pero que, sí, qué recoño, de vez en cuando es un subidón. En la novena canción, he saltado dentro de una vieja sudadera. Hacía tiempo que no me la ponía. Cuando he mirado hacia abajo, he visto una chapita de Ellos. Que debe tener mínimo ocho años. La elle es un enchufe. ¡Buenos días!

5 comentarios:

Andie Pop dijo...

Lo más!!!! =)

Fernando Bside dijo...

Me ha encantado, sin más. Encantado. El poder de la música es grande y como nos acompaña en la vida más.

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

tu mundo, mi mundo, los dos son igual, si el resto de la gente pasa y nos mira mal...

katarsis dijo...

Qué buen rollo, Tapir. Cuánto te quiero. He recordado un concierto en el que bailé con A. como las locas. Fue tan divertido.

aymeencanta!!! dijo...

no lo podías explicar mejor...
los necesitamos cada día de nuestra vida para así soportarla mejor!!