martes, 30 de junio de 2009

IT'S ONLY ROCK'N'ROLL (BUT I LIKE IT)


Se apagan las luces. La pantalla se llena de rayajos y motitas. Formato cuadrado. Keep on rockin' (Little Richard) de D. A. Pennebaker (sí, el de Don't look back, el de Jimi plays Monterey...). Toronto. 1969. Un enorme Bo Diddley bailotea mientras le da lo suyo a la guitarra. Qué barbaridad. Menudo arranque. Qué derroche. Todo en un color desvaído. Como las fotos antiguas a las que les ha dado mucho el sol, o como esos tetrabriks que se exponen en los escaparates de algunos ultramarinos desde hace siglos. Todo muy sesentero. Melenas lacias. Torsos desnudos. Patillas. Flores y paz. Pañuelos de colores. Y porros. Y vino. La leyenda de Bo incendia a las hermosas hordas que bailan y ríen. La cámara mira las piernas de ellas. Y los ombligos. Y las caderas cimbreantes. A ellos, algo menos, las barbas y alguna carcajada. Luego entra Jerry Lee Lewis. Los botines, preciosos. El turno de Chuck Berry. Y la cosa se torna en absoluta y simple y viva felicidad. De la buena. Qué cara. Qué placer. Qué sencillez. Qué gusto de hombre. Los planos (maravillosos, por cierto) que habían danzado hasta ese momento entre público, músicos, instrumentos y pieles, se mantienen pegados al sudor de Berry, a su inmensa sonrisa, a sus ojos que hablan, a sus cejas que guiñan, a sus pies que dicen, a sus dedos que no paran. Ver tocar a Berry es puro gozo, pura alegría. Cae la noche. Little Richard con sonriseto riseto, pelucón de abuela senil, pantalones campana plateados y una túnica blanca de espejitos. A la primera de cambio (literalmente) pide que apaguen los focos en el escenario. El del bigotillo quiere negro, convertirse en una gigantesca bola disco, que sólo se vean sus reflejos reptando por el piano o contoneándose en lascivos quiebros. La fiesta termina en un inmenso happening. Una locura explosiva y contagiosa. Puritito desenfreno. Richard tronco al aire desgañitándose, un montón de musicazos fuera de sí y tres del público agitándose frenéticos al son del excéntrico, histriónico y egomaníaco arquitecto del rock and roll. Noventa y tres minutos de rock, rock, rock. Masticable, energético y sexual.


Nota a pie de página:

Sí, vuelven a repetirlo.
Y ya casi que merece -y mucho- echarle un ojo a la programación completa del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes (La mugre y la furia, Esta tierra es mi tierra o Joe Strummer: Vida y muerte de un cantante; entre otras).
http://www.circulobellasartes.com/ag_agenda.php

martes, 23 de junio de 2009

EL GENIO DE PORTLAND


Tras el concierto de ayer, un amigo:
"Joder, M Ward, mecagoenlahostiaputa".
Nada que añadir.
Sólo lo siento.
Y mucho.
Por todos los que se lo perdieron.


Nota a pie de página:

En Bobby Fischer se fue a la guerra decían algo sobre las islas en Europa. No lo recuerdo bien. Algo como que eran partículas que, en realidad, no acababan de pertenecer a nada, ni a nadie. Me voy a una. Espero verles a la vuelta. Tengan cuidado ahí fuera.

lunes, 22 de junio de 2009

EFECTO DOMINÓ


Ver a los Amigos Imaginarios en concierto me provoca un placer indescriptible, un buen rollo garantizado, una explosión de alegría. El mismo placer, el mismo buen rollo, la misma alegría que ellos experimentan tocando. Deberían llamarse los Amigos Contagiosos. Como ver en directo a unos colegas que han quedado para ensayar (pero, claro, menudo ensayo). La línea fronteriza entre los que están arriba y los que están abajo se borra. Ya eres parte de ellos. Todo suena en esta banda. Incluso en garitos predestinados a pasarse por el forro los matices, Santi Campos y sus Imaginarios consiguen dibujar, diferenciar, empastar. Suman. Los he visto ya unas cuantas veces -y las que me quedan- y siempre es la misma sensación: la de celebración, la de ganas. De todo. Una gozada. Absoluta. Ganas de abrazar y tal. Un remedio eficaz contra ciertos males. En breve, muy breve, vuelven a tocar en la capital, habrá que ir -again- a coger reservas. Por si los días grises. Puede que los amigos sean inventados; todo lo demás es muy de verdad.

viernes, 19 de junio de 2009

SUNSHINE


Todo en Etienne Daho invita a dejarse llevar
A dejarse hacer
Por lo que puede pasar
Por lo que pueda pasar
Por lo que podría pasar
Como el verano
Con sus largas tardes de calor
Con sus negras noches subidas de grados

Dejarse llevar

Por la música
A veces tan kistch
Las letras
Con su celebración de lo fugaz
Las melodías
Que se quedan revoloteando
La voz
Si, a pesar de la melancolía made in France

lunes, 15 de junio de 2009

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD


Memoria para el olvido
Grandioso título para un libro

Robert Louis Stevenson
Soberbio escritor

Y si los ensayos que se recogen en este volumen son...

- Juego de niños
- Apología de la pereza
- Libros y amistad
- La novela como chisme
- Un capítulo sobre sueños
- La filosofía de los paraguas


... ya quieres leerlo...

En el maravilloso prólogo de Alberto Manguel a la maravillosa edición de Siruela, se recoge un fragmento de un sermón de Navidad que Stevenson escribió para su familia. Dice: "Ser honesto, ser amable -ganar un poco y gastar un poco menos, por lo general volver más alegre a una familia por su presencia, renunciar si es preciso y no sentirse amargado, tener unos pocos amigos, pero éstos sin rendirse jamás, sobre todo, con esa severa condición: ser amigo de sí mismo- he aquí una empresa que requiere toda la fuerza y delicadeza que pueda tener un hombre. Posee un alma ambiciosa quien pidiera más, y un espíritu optimista quien esperase que tal empresa fuese exitosa. Hay, sin duda alguna, en la suerte humana un elemento que ni siquiera la ceguera puede controvertir: sea la que fuese nuestra tarea, no estamos destinados al éxito. Nuestro destino es el fracaso. Así es en todo arte y estudio; es así en el mesurado arte de vivir bien". Pero ojo, nada de lamento hay aquí: "Viajar esperanzado es mejor que llegar, y el verdadero éxito reside en el esfuerzo".

... ya tienes que leerlo...

Tiene razón Manguel "la filosofía de Stevenson es, sobre todo, alegre, agradecida y es por eso por lo que Stevenson es uno de los pocos escritores que dejan al lector con una impresión de felicidad".
Satisfecho y feliz, sí señor.
¡Qué inmenso placer!
¡Qué inconmensurable delicia!
De subrayar todo, todito.
O casi (más vale no perder de vista que Stevenson es de la segunda mitad del siglo XIX y perdonarle y pasar por alto ciertas cosas -¡esa misognia!-).
Lo recomiendo sin peros.
A cualquiera.
Lo dice Stevenson: "Un sentimiento compartido es uno de esos grandes bienes que hacen que la vida resulte agradable y siempre nueva. Saber que otros han sentido lo que hemos sentido, y que han visto cosas, aunque sólo sean cosillas, de forma no muy distinta de como las hemos visto nosotros, será hasta el final uno de los placeres más exquisitos de la vida".



Notas a pie de página:

"El temperamento artístico (¡que caiga una plaga sobre esa expresión!) no nos hace distintos de nuestros congéneres".
"Si un muchacho no aprende en la calle es porque no tiene capacidad para aprender".
"Es mejor encontrar un hombre o una mujer feliz que un billete de cinco libras".
"Un hombre debería avergonzarse de comer si no tiene suficiente alquimia en su estómago para convertir parte de ello en una ocupación intensa y divertida".
"Se supone que cualquier persona es capz de decir lo que quiere decir y, a pesar de la notoria experiencia de lo contrario, la gente sigue suponiéndolo".
"Pero la mirada o el gesto explican las cosas en un santiamén, comunican el mensaje sin ambigüedad (...) pues son la expresión directa del corazón, que todavía no ha sido transmitida mediante el cerebro infiel y sofisticado".
"Odio a los que hacen preguntas y odio las preguntas, hay muy pocas que se puedan responder sin mentir. '¿Me perdonas?' Dama y enamorado, en lo que llevo de vida nunca he podido descubrir lo que significa el perdón. '¿Sigue todo igual entre nosotros?' Diantre, ¿cómo es posible? Todo es eternamente distinto y, no obstante, sigues siendo mi amigo del alma. '¿Me comprendes?' Sabe Dios, a mí me parece completamente improbable".
"No nos quieren; más necios somos nosotros al malgastar nuestra vida con los indiferentes".
"No hay que hacer nada deprisa si se puede hacer despacio".
"Ser demasiado sensato significa anquilosarse, y el fabricante de escrúpulos acaba por quedarse inmóvil".
"No es sólo en las empresas acabadas en las que deberíamos honrar el trabajo útil".
PLAS, PLAS, PLAS

sábado, 13 de junio de 2009

MAL VIAJE



Los mundos de Coraline

Chulísima
Fascinante
Terrorífica

Terror
De ese antiguo
Bien tenebroso
Bien expresionista

Y ecos de cuentos clásicos
Peter Pan
Hansel y Gretel
Alicia en el País de las Maravillas

Intranquilizadora
Morbosilla
Y lisérgica


Nota a pie de página:

Ni sombra de Tim Burton
Se nota
Para bien

viernes, 12 de junio de 2009

IL N'Y A QUE LES IMBÉCILES QUI NE CHANGENT PAS D'AVIS (Rectificar es de sabios)


No se podía decir. Antes. No podías decir: "Pues a mí Sonic Youth me aburren como ostras". No. Los sufrías en silencio. Pero a mí, uy, me parecían un auténtico coñazo. Había canciones, claro que sí (y camisetas, me sopla una vocecita maliciosa). Y recuerdo que el Dirty me hizo algo de gracia. Y el Washing Machine, otra poca. Pero no acababa yo de flipar. No terminaba yo de reverenciarles. De participar de ese onanismo colectivo. Tenías que fingir el orgasmo. Y no decir ni mu. Chitón. No vaya a ser que te miraran mal, muy mal, remal. Como cuando dices: "Chaplin me parece un cursi y un pesado". Rasgadura de vestiduras. El muro de la incomprensión se levanta en torno tuyo y la sombra de la sospecha se cierne sobre ti. Desconfianza total. Caretos de atiloquetepasaesquenoteenteras(denada). Hay cosas que es mejor callar. Llevárselas a la tumba. Juas. Así que The eternal, el último de Sonic Youth, pues como que de primeras me daba un poco igual. Que ni fu, ni fa. Pero me insistieron. Escúchalo. Escúchalo. Hice una primera aproximación. Rápida incursión. Inmersión relámpago. De esas de coger un poquito de aire, cerrar los ojos, meter apenas la cabeza y salirse enseguida. Me desinflé. Muy rápido. Pensé: "Ay no, otra vez lo mismo". Esta mañana lo vuelvo a intentar. A un volumen intermedio. Y sí, sí, oh sí. Que subyugación. Que subidón. Que colocón. Dice un crítico que es "rock experimental para todos los públicos". Será por eso. Que soy carne de cañones asequibles. No sé. Pero de pronto alucino. Y alucino mucho más con que alucine. Un auténtico viaje. Ni idea de alrededor de qué o en qué dirección. Qué más da.

jueves, 11 de junio de 2009

SIMPLE MEN


Un minuto de atención. Miren fijamente la foto de arriba. Un minuto. Sin apartar la vista. Ahora imaginen sobre la testa de Ray LaMontagne una corona de laurel. Tenemos un filósofo griego. Si le manchamos la cara con un poco de grasa, obtenemos un trabajador de alguna fábrica del profundo Oeste americano (más concretamente de zapatos, que a eso se dedicaba LaMontagne antes de empuñar la guitarra). Y si no quitan, ni ponen nada, verán a un hombre de campo (vive en una granja en Maine). Mirar la cara de este tipo provoca un extraño estado de serenidad. Sumerge en un raro trance contemplativo. Hay algo honesto ahí. Algo antiguo. Algo plácido. Algo transparente. Algo de verdad. Lo mismo que en su música. Le/la descubro ahora. (Ya escribí sobre mis lentitudes). Me recuerda a Van Morrison, Dylan claro, Ray Charles, Sam Cooke, y Ryan Adams mucho. Trouble es un precioso debut (2004; sí, qué atrasos). Honesto. Antiguo. Sereno. Plácido. Contemplativo. Sincero. Real. Una voz que raspa lo justo. Que suena como si estuviera ahí. Sólo para ti. Canciones perfectas para los días de verano cuando la luz está a punto de acabarse. Gloriosa sencillez.

martes, 9 de junio de 2009

NS/NC

Hay dos tipos de recomendaciones

Las que se limitan al qué; y las que abarcan, además, el cómo, el cuándo y hasta el dónde

Mi Amarillo de Félix Romeo me ha venido dado de la segunda de las maneras

Y se agradece

La preocupación, la dedicación, la delicadeza

Amarillo es un libro a coger con cuidado

Porque es tan bonito que no conviene, ni se quiere estropear

Pero también, sobre todo, porque puede hacer daño. Mucho

Y poco más tengo claro

No sé si Amarillo es una sentidísima carta al amigo que se suicidó o un oportunista ejercicio literario partiendo de un hecho luctuoso

No sé si supone una falta de pudor atroz o si, por el contrario, era la única, la mejor forma de despedirse

No sé si por parte del lector constituye un acto de voyeurismo vergonzante -rayano en lo morboso- asomarse a Amarillo o si es más bien un enfrentarse sin sentimentalismos absurdos, ni tapujos aprendidos al que es, según Camus, el único problema filosófico verdaderamente serio

No sé si hay exhibicionismo o redención

No sé cuánto de agradecimiento, cuánto de culpa, cuánto de rabia, cuánto de amor, cuánto de dolor y cuánto de rencor habita en Amarillo

No sé si es una de las más hermosas esquelas jamás escritas. O no

No sé si el involuntario protagonista del libro (escritor real malogrado) era un genio o el prototipo de torturado torturante

No sé si Amarillo encierra algo de esto, todo a la vez o nada

No lo sé

Lo único que sé es que deja un sabor extraño, una sensación marciana

Algo terriblemente íntimo

Contradictorio y confuso

Incomprensible e incómodo

Pegajoso y húmedo

Como la muerte

Y puede que eso sea todo lo que haya que saber

lunes, 8 de junio de 2009

DE PELO EN PECHO


Tengo una amiga poco dada a los experimentos sonoros
Aún así Fresh feeling (del Soulkacker de Eels) se convirtió en una de sus canciones de cabecera
Creo que aún lo sigue siendo
No me habría atrevido, nunca me atreví, a ponerle el disco en cuestión entero
Es lo que tiene el señor E
Es inclasificable
Ecléctico
Lo que a mí me parece Efervescente
A otros les resulta Enervante
Tan pronto se larga una canción pop bien luminosa como se descuelga con una cerdada distorsionada
Un freak
Un beautiful freak
Y lo ha vuelto a hacer
Porque sí, Hombre Lobo (12 songs of desire) vuelve a ser un discazo
Lleno de mordiscos rabiosos
Pero también de plegarias perdidas
Escondido tras una barba imposible y unas gafas aún más redomadamente imposibles, E se transforma en un hombre lobo capaz de conmover con All the beautiful things o In My dreams, de dibujar ritmos en el suelo con Begginer's luck, de recordar a un Tom Waits comprensible en Ordinary man, de bailar desafiante en Lilac breeze, de incendiar el sofá de casa con What's a fella gotta do, de asustar en Tremendous dynamite, de aullar como sólo él sabe en Fresh blood, de ser delicado en My timing is off, de perder en That look you give that guy...
Así que de nuevo
Bienvenido, Mister E

jueves, 4 de junio de 2009

CENTRO DE GRAVEDAD


1987. Battiato giraba sobre sí mismo. Yo quiero verte danzar. Entre, probablemente, The Communards y Black. O sonando después de Voyage, Voyage y antes de Smooth Criminal. Nos gustaba. A todos. Mi madre quería escuchar lo de los derviches y lo de los nómadas una y otra vez. Había, hay, algo inexplicable en las canciones de esta mezcla de Turturro, Goldblum y Brody. Una locura genial. Una genialidad enloquecida. Cada vez que se termina una canción quieres que vuelva a empezar. La misma. Tal cual. Por mucho que las letras sean saetas. Directas y claras. Nada de irse por las ramas. Al grano. Sin gafas de sol.

....
No sirven tranquilizantes o terapias. Se quiere otra vida.
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Aunque llevéis perfumes y desodorantes
sois arenas movedizas, siempre hacia abajo.
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Yo prefiero la ensalada a Beethoven y Sinatra,
a Vivaldi, uvas pasas que me dan más calorías.
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Busco un centro de gravedad permanente
que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente.
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No soporto ciertas modas,
la falsa música rock, la new wave española,
el free jazz, punkie inglés, ni la monserga africana.
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Pongamos bajo llave al personal artístico y a la falsa cultura.
No tengo yo la culpa si existen espectáculos
con humo y rayos láser,
y el escenario está lleno de necios que se mueven.
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Cuando te tengo junto a mí tu me das la razón
y quisiera decirte que prefiero estar sólo,
y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.


Notas a pie de página:

¿No es minima inmorali una letanía para quedarse ahí colgando?
y
¿No sería hermoso perderse en el milagro de Sentimiento nuevo?

martes, 2 de junio de 2009

LOS MARTES, MILAGRO


Era el paso del vinilo al cedé. Y en el por aquel entonces Pryca, se volvieron locos. Liquidaron. Liquidaron. Y liquidaron. Cada mes me compraba un vinilo. Cien pesetas. Unos simplemente por la portada. Algunos porque alguien me había hablado de pasada de ellos. Otros porque me sonaban levemente. El Rank de The Smiths, Golpes Bajos, el primero de Violent Femmes, Chris Isaak, The Jesus & Mary Chain, Los Ronaldos, Radio Futura, The Chillls, Iggy Pop, La dama se esconde, Ciudad Jardín, Bob Marley, Aztec Camera, Suicide, The Sugarcubes, The B'52's, Leonard Cohen, The Breeders, Ilegales, Happy Mondays, Pixies, Lou Reed, Nick Cave, Tracy Chapman, R.E.M., The Velvet Underground, Depeche Mode, Isabelle Antena... Y uno de The House of Love que me faltaba. Creo que los tenía, los tengo, todos. Todos. Hasta que se separaron. Con sus mariposas. Y esa tipografía. No me podían gustar más. Aún hoy los escucho y me siguen pareciendo tremendos. Y ayer, milagro oficiado por el hasta el momento invento del siglo -Spotify-, conseguí por fin escuchar el disco de Guy Chadwick (guitarrista y vocalista de The House of Love, ese tipo con cara de limón, a la Tarantino, pero más agriado) que llevaba buscando sin éxito un lustro y medio. Lazy, Soft & Slow.De 1998. Una preciosidad.


Nota a pie de página:

Bicheando en Spotify, caigo en Barbara y soy objeto de una parálisis permanente (ojos como platos, boca abierta incluidos) con su versión de Ne me quitte pas.

lunes, 1 de junio de 2009

EL TAPIR CUMPLE CIEN ENTRADAS


Empecé este blog no sé bien por qué. O sí. Para escribir lo que quisiera y como quisiera. Sin cortapisas, ni censuras. Sin títulos impuestos, ni temas obligatorios. Para huir de las esclavizantes capitulares, de las rígidas cajas de texto, de los molestos retornos, de los párrafos delimitados. Para no tener que encajar, rellenar o cortar. Para inventarme giros y palabros absurdos. Para escribir. Y punto.

Y he aquí que hemos llegado a la entrada número cien. Así que gracias. Gracias. A todos. A los que leéis y escribís. A los que leéis y no escribís. A los que coincidís y a los que discrepáis. A los que asentís y a los que disentís. Incluso a los que atacáis. A los que caéis por azar y nunca volvéis. A los que os habéis abonado. A todos. Gracias. Un placer. Un verdadero placer. Y seguimos. Claro.