sábado, 23 de octubre de 2010
TRACK BY TRACK
Hacía mucho tiempo que no me obsesionaba hasta tal punto con un disco
De querer ponerlo una y otra vez, de escucharlo en loop mentalmente
De tener la certeza de estar ante algo perfecto
Lo escuché por vez primera entero y con atención este verano
Con los pies desnudos y en uno de esos desayunos eternos
Algo asombrosamente cercano a la felicidad absoluta
SONGS FOR BEGGINERS, Graham Nash, 1971
Once brillantes jugadores para once hermosas canciones
Ahí van, con mi agradecimiento
1. MILITARY MADNESS by Pablo Errea
Military Madness (que la pongo a tope para dejarme arañar por la guitarra acústica del principio y escuchar bien ese eco de la voz) es cálida e inmediata y parece grabada a la de tres y de una toma. Una señora primera canción. Las canciones rápidas (no me refiero al ritmo) como ésta son las que no puedo olvidar. Y en ésta se presenta el Sr. N.A.S.H. con letras stencil y la verdad, cruda, por delante:
The army had my father
And my mother was having me
Military Madness was killing my country
Solitary Sadness comes over me
2. BETTER DAYS by Fer Cash
En 1971, el año que nacimos peligrosamente Nash graba su primer disco fuera del cesto CSNY. Su disco de divorcio, todos estos viejunos hicieron uno. Y Better Days es su canción de desamor demoledora. Dont you cry cause she is gone, she is only moving on lo dice todo, los cajones sin su ropa que decia Sabina creo. Pero ademas ese sonido, la atmósfera del disco que te recoge. Canción perfecta para estremecerse con un wiski.
3. WOUNDED BIRD by Vilque
El punk no era Do It Yourself, no podías hacerlo tú mismo. Es cierto, podías agarrar una guitarra y tocarla de cualquier forma, pero luego había que organizarse en grupo con otros dos o tres, coordinarse, buscar un local de ensayo y pagarlo. Wounded Bird es Do It Yourself. Solo con una guitarra, acompañado al final de un coro más por cortesía que por necesidad, está Graham Nash dejando un surco limpio, blando y bonito, como siempre.
4. I USED TO BE A KING, by Pedro Vigil
Si para hacer canciones como ésta es necesario emanciparse (musicalmente hablando) y superar una ruptura sentimental con Joni Mitchell, bienvenidos sean los cambios. Más cercano a CSN&Y que a los Hollies, Nash se revela como el Harrison que seguramente nunca quiso ser. Nadie diría que es inglés…
5. BE YOURSELF by Manu Piñón
Creo que uno de los peores consejos que se le puede dar a alguien es “relájate y sé tu mismo”. Si a mí me dicen algo así sólo me provocaría desconfianza: ¿es que estaba haciendo algo mal?, ¿qué manera de calmarte es decirte que estás nervioso?, ¿cómo están tan seguros de que ‘mi verdadero yo’ no es lamentable? Dicho esto, me gusta ‘Be Yourself’ porque 1) hay un momento que me recuerda al “hey” de You´ve Got to Hide Your Love Away; 2) el genuino espíritu hippy de la letra, sin comeflorismo ni costra; 3) la frase “don´t theorize, look in your eyes"; 4) lo bonita que está cantada; 5) creo que la podría tocar, parece fácil; 6) el pianito que se oye cuando empieza la segunda estrofa; 7) que mencione la parábola del hijo pródigo, es la única que entendí en su día y me parece que explica perfectamente cómo funciona la familia: siempre se quiere más al que menos se lo curra; 8) el coro del final, pero no tanto cómo suena sino por aquello de imaginarme a todos los colegas de Nash compartiendo canutos y micrófono, trabajando juntos en armonía.
6. SIMPLE MAN by Milodón
Ahora que nos hacemos mayores y ya tenemos los oídos (y el alma) con un poco de callo, muchas veces nos preguntamos si tiene sentido seguir escuchando pop, si de verdad todos esos acordes mayores eran para tanto y si no estaremos repitiendo en buclea un chiste que dejó de tener gracia hace mucho tiempo. Pero entonces uno ve esta actuación de Graham Nash y el contador se pone a cero. El pop es algo tan simple como esta canción, simplemente maravillosa.
7. MAN IN THE MIRROR by Anónimo
Mirarse en el espejo sin reconocer la persona (el hombre) al otro lado. Querer olvidarse de lo que la gente -ay- piensa sobre el fin de una relación, de como las parejas (y las no parejas) proyectan continuamente imágenes de frustración en las otras parejas. De eso habla esta bonita, breve (no llega a tres minutos) baladilla con aires country, llena de melancolía asilvestrada y, a ratos, cierto resentimiento que resume lo mejor de este disco sobre finales que llevan (deben llevar) a comienzos: que todo da un poco igual, que vale que sí, pero que no. Por ahí andaban Neil Young y Jerry García, por cierto. Echando un cable al colega destrozado por la cosa esa del (des)amor.
8. THERE'S ONLY ONE by La princesita revenía
La más larga del disco.
Y colocada entre dos maravillas.
Podría pasar desapercibida.
Pasa desapercibida.
Hasta unas cuantas escuchas.
Entonces, se abre paso y se queda.
Sólo por eso le tengo cariño.
9. SLEEP SONG by El cónsul horonario
el sonido de noches sonámbulas acompañadas por el fantasma de un amor desvanecido
una melodía sencilla apoyada en un par de acordes de guitarra y un leve arreglo de cuerdas
y la voz
y los coros
nada más para la nana más estremecedora
suave por fuera pero letal si la muerdes
10. CHICAGO by Yuri Méndez
Ahí que va; no he conseguido que ninguna de las que quedaban me llegase a epatar -culpa mía por tardar tanto-, así que lo más apropiado me ha parecido hacerme una nota mental sobre Chicago antes de archivarla para siempre jamás:
Song: Chicago
Time: 2:51
Author: Graham Nash
Genre: Soft-Rock
Subgenre: Canción Protesta
Tags: pena de muerte, derechos humanos, human-rights, anti-americanism, hippy, neil young, we are the world, folk, brittish singer-songwriter, singalong, dated tunes, blues-pop, pre-post-modern, naive, the-eighties-back-in-the-seventies party, still-sixties party, songs with a context, woodstock, mid-tempo, new macbook air, philanthropist.
11. WE CAN CHANGE THE WORLD by El tapir Nicanor
El que parte y reparte no siempre se lleva la mejor parte. Baste esta muestra como prueba. Aun así, aun a pesar de no ser ni de lejos mi favorita (me robaron Wounded bird, Simple man y Sleep song, una tras otra), aun siendo como es una simple anécdota de un minuto para echar el cierre, aun así y a pesar de los pesares me gusta We can change the world. Por lo que tiene de mantra hippy. Por lo naïf. Y porque termina un disco que me parece impecable. Y punto.
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2 comentarios:
Es una sensación tremenda esa de encontrarte ante un discazo en el que no hay nada de paja. Y qué pocas veces ocurre.
Esto ha quedado muy bien, Nicanor!
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