martes, 14 de septiembre de 2010
I SAW THE LIGHT
El tigre de Gales, cuando no era tal, ni siquiera gatito, era un niño que cantaba en el coro de su iglesia presbiteriana. Ahí se largaba, con su ya potente voz, himnos religiosos. Imagino que en ese momento el niño Jones ya sería un pequeño freakie al que el resto de críos mirarían mal, por envidia o por temor, pero mal al fin y al cabo.
Luego ya en los sesenta, Tom se convirtió en felino de cadera loca, baile lascivo, pelísimo en pecho, moreno radiactivo, pelucón compacto y pantalones tan anchos en la pernera como estrechos en la pelvis. Y, probablemente, ahí también fue la rara avis de la clase: en un panorama en el que triunfaban las voces dulces, brillantes y soleadas y lo cien por cien pop; ahí estaba el calentorro de Tom rugiendo, llamando al sexo, derrochando sensualidad, marcándose temazos como What's new pussycat o It's not inusual o poniendo su voz al servicio de Su Majestad (Thunderball).
Ahora a sus setenta años, el Tigre ha decidido mirar atrás sin ira. Se acabó el Just for Men, las camisas abiertas hasta el ombligo, las cadenas de chuloputas y las maneras de Casanova. Mister Jones se ha dejado cana, se ha embutido trajes (más o menos) respetables, dice haber recuperado una cierta trascendencia y ha sacado Praise & Blame, un disco de espirituales, himnos cristianos y blues. Como si el último Johny Cash (por mucho que le pese a Tom: 'Él estaba al final de su vida y se le notaba en la voz. Yo no') hubiera vuelto del más allá custodiado por Elvis y se hubieran juntado para tomar unos chatos con los Toms (Waits and Jones) en un bar regentado por un tal Nick Cave (ministro de la Iglesia, según los rumores).
Parece que el tipo de Island (su nuevo sello discográfico) montó en cólera cuando escuchó lo que se había despachado el bueno de Jones (me lo imagino, cagándose en todo: "Se suponía que era un disco para Navidades, sí, pero hecho por el casquivano de Jones; ¿a qué vienen todos estos 'doy mi alma', 'señor, ayúdame', tantas culpas e infiernos llameantes?").
Por supuesto, hay quien se ha apresurado a afirmar que todo es una estretagia comercial para volver a poner a este Caballero de la Corona Británica, hijo de un minero, en órbita; que no se trata más que del nuevo personaje de un setentón que no quiere que le olviden, no en vida.
La verdad es que me importa entre nada y menos que cero que todo sea una invención, una impostada vuelta de tuerca. Me trae sin cuidado que lo de que el Tigre de Gales haya pasado de consumirse en el fuego del deseo a arder en la llama de la fe sea un puro camelo. No me puede traer más al pairo.
Sólo me importan los intensos treinta y ocho minutos que van de la honda versión del What good am I? de Dylan al rítmico apocalipsis de Run On.
¡Por los clavos de Cristo, vaya puto discazo! Salvajemente bueno. (Dice el MOJO: “What good am I, if I’m like all the rest?” emotes Tom Jones on his highly personalised version of Dylan’s What Good Am I. No problem there. Few singers with a popular background are going to emerge with an album as remarkable as this during 2010").
Y para nostálgicos, este documento imapagable:
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4 comentarios:
disfruta de esta perla, querido Tapir
http://www.youtube.com/watch?v=6XQJWCnPTko
le daba al pelo y a la lana.... esto ya es muy freak
http://www.youtube.com/watch?v=HbZ51cGSrUs
larga vida a Tom Jones!
Buenirmo, sí señor. Ya me lo he escuchado, siguiendo la recomendación tapiriana.
No sé por qué esa portada me hace pensar en David Lean. Me imagino a Tom Jones en plan La hija de Ryan. jaja!
CUando sacó el disco de duetos yo no podía parar de escuchar la canción con Nina Persson.
Ya no se baila como antes.
Ni nada.
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