martes, 22 de marzo de 2011

RAYOS X



Tengo un amigo que critica mucho a los que leen en diagonal. Yo a veces practico esta nefasta costumbre. Cuando la cosa no me interesa mucho pero sí lo suficiente. Cuando es una lectura obligada. Cuando empiezo algo que resulta ser malo pero quiero saber qué pasa al final. Y leo de vicio en diagonal. Radiografías librescas. Tengo ya un cierto hábito, un dudoso callo que me hace aprehender la cosa con bastante realismo. Pierre Bayard escribió un libro defendiendo esta práctica como derecho fundamental del lector. Y ahí que me amparo yo. La semana pasada, en mis periplos aeroportiles de los que ya hablé, practiqué este tipo de lectura con dos libros:

- Cadáveres exquisitos: un libro de un tal Noguchi, forense de Hollywood durante muchos años, y que puede presumir de haber descuartizado a Natalie Wood, estrujado a una frígida Marilyn o hecho la prueba de alcoholemia definitiva a un hierático William Holden. Lo empecé con ganas. Capítulos cortos, cotilleo a saco, mitos muertos, escándalos amarillos... Muy bien. Perfecto para un avión que no llega. Me leí el de Marilyn enterito. Qué decepción. Qué poco difiere la cosa de la versión oficial. Qué pocos datos. Qué poca nada. Un poco hagiográfico todo. Seguí sin mucha gana con la de Natalie Wood que fue más de lo mismo. Me leí en transversal la de Robert F. Kennedy. Y ya ahí me dediqué a pasar páginas sin leer. Hasta que llegué a William Holden. Esa sí. Entera. Por el desconocimiento absoluto de las circunstancias en las que había muerto esta persona. Desangrado de un brechazo en la cabeza provocado por una caída del pedo que llevaba. Me dio entre pena y ternura. Siempre me cayó bien Holden.

- Ennemis publics: una correspondencia entre, agarraos, Henri Lévy y Houellebecq... Lo vi en la librería del aeropuerto y me llamó poderosamente la atención. Ahí en el mismo volumen dos tipos que, por diferentes motivos y en algún momento de mi vida, me han interesado para, por otras razones y en otros instantes, acabar detestando. El planteamiento es un intercambio epistolar entre estas dos vaquitas sagradas del país vecino. Al principio, se supone que el rollo va de somos enemigos, nos odiamos y nos despreciamos, "todo, dice Houellebecq, nos separa, con la excepción de un punto fundamental: somos tanto el uno como el otro, individuos bastante despreciables". Uy, qué bien pinta esto. Una pelea de gallos en toda regla. Dos narcisos con la vena hinchada. Dos egomaníacos buscándose las cosquillas... Bueno, pues va a ser que no. La cosa es puro onanismo, puro ombliguismo. Un rollaquer de dos mamarrians. Soporífero. Muy denso y por momentos interesante (y sí, lo admito sin ambages: ¡qué jodidamente bien escribe Houellebecq!), pero reconozco que mi nivel intelectual no da para seguir digresiones de veinte páginas sobre Comte o sobre la cuestión judía. No lo leí en diagonal. Lo salté en oblicuo. Y qué gusto, oiga.


Nota a pie de página:

La radiografía es de Marylin Monroe.

2 comentarios:

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

jajajaja!
me lo he leído entero. sin diagonales. punto por punto.
y me he quedado ombliguilmente con una palabra

MAMARRIANS

LobeuLob!

Miss Amanda Jones dijo...

Léete por Dios los diarios de Andy Warhol. Cotilleo puro y duro de NY en los 70, y con muy mala leche. Como ver SLQH pero con la diferencia de que los protagonistas molaban. Yo a ratos me lo leo en diagonal y a ratos de pe a pa, y me lo paso pipa.