domingo, 13 de enero de 2013

SOBRE RUEDAS


(ATENCIÓN: SPOILERS VARIOS)
Esta tarde, de manera completamente fortuita, me he hecho una doble sesión paralítica. De óxido y hueso de Jacques Audiard y La vida sigue igual de Eugenio Martin. Peliculas que narran ambas la historia de dos accidentados que acaban en silla de ruedas (la una peor que el otro, pero bueno); sus superaciones personales; sus amoríos y sus éxitos y fracasos y tal y cual. Pues bien, tras este azaroso experimento, estoy en disposición de afirmar que Audiard se ha inspirado en Martín para su filme, vulnerando y mancillando el original -y su espíritu- en una versión bastante desmejorada que mucho tiene que envidiar a su antecesora. ¿Qué digo, inspirado? ¡Es la misma película! Los paralelismos son asombrosos, las coincidencias pasmosas. Para demostrar semejante dislate, enumeraré semejanzas y diferencias antes de que mi cerebro tapiresco borre de sus circuitos toda información tetraplejiquilla.

1. Apartado pelo: Charo López-1, Marion Cotillard-0. El pelazo de la primera no juega en la misma liga que el pelo ralo y ratil de la francesa.
2. Trios a tuttiplen: mientras Yulio resuelve sus líos de faldas de forma desenfadada y gigolil, el de la otra las lía pardas y hace unas gañanadas de fliparlo, provocando muchos conflictos y dolores. Pasan cosas en discotecas en ambos filmes, aunque en la setentera bailan más y con más gracejo y sepsismo.
3. Sobredosis de drama: los personajes que aparecen en la peli de Audiard están todos al borde; en la de Martín sólo algunos -e incluso así llevan Lacoste-, pero hasta los que son huérfanos y tienen un pasado tremendívoro, lo cuentan como si tal cosa y se lo ventilan en una frase del guión. La vida sigue igual es un drama ligero; De óxido y hueso es un torbellino de drama, una acumulación de calamidades, un agujero negro de infortunios, un no parar de tristezas, un venga toma una y espera que te doy otra y mira que me he dejado esta por el camino y ahora voy y mato también a la abuela que resulta que la muy puta era nazi.
4. Inquietudes culturales: Yulio lee a Pedro Salinas mientras se recupera, Marion se revuelca en el suelo, no lee.
5. La Manga del Mar Menor es nuestra Cannes.
6. Vestuarios: todos repiten muchos looks todo el rato, lo cual es muy bien. A Marion se le ven las tetas, en la otra sólo se ven muslos; pero los secundarios de la española son todos muy guapos y van muy aseados, en la otra no. (La búsqueda de la veracidad se comió la higiene).
7. Infancia: en la de Audiard, maltrato infantil; en la de Yulio, mucho amor por los infantes, sobre todo si están pochers (por cierto, el niño llamado Chimo, es Chimo Bayo en su más tierna y desvalida infancia, ahí lo dejo, pero estad atentos).
8. Humor: Pajares-1, franceses-0. Pajares haciendo de amiguete gracioso de Yulio tiene alguna secuencia bastante mítica; en la peli de Audiard no hay ni un rescoldo atomil para la chanza y el chascarrillo.
9. En un caso la gente se prepara para ver una gran peli del gran Audiard, en el otro se disponen a ver una chorrada del cantamañanas ese. El gusto que dejan ambas experiencias cinematográficas es dispar: metálico como el sopor oxidado, el uno; liviano como una mousse, el otro.
10. A Yulio le ayudan la guitarra y una rubia en bici, a Marion le vienen en danza los peces y un empotreitor en moto. Al final, el empotreitor gana un título dando hostias, y Yulio gana un premio canturreando su más célebre tonadilla.

1 comentario:

Charleston dijo...

keep on rolling, estimado Tapir!