viernes, 9 de enero de 2009

COMO SER BOB DYLAN

















A la izquierda, la foto de la portada de Spiderland de Slint.
A la derecha, una foto promocional de The Felice Brothers.
Simple coincidencia.
Supongo.
Porque nada tienen que ver Slint y The Felice Brothers, aparte del risueño chapuzón.
Tras este absurdo jardincillo en el que me acabo de meter -sin ninguna necesidad por otra parte- intentaré reconducir mis pasos hacia algún lugar y salir de entre la vegetación con dignidad y donosura.

Vamos a suponer que en una coctelera echas:
- una pizca de melancolía, marca Red House Painters
- un chorro del Tom Waits menos bronco
- un lingotazo de folk estilo Oldham
- unas gotitas de Mark Lanegan
- y unas buenas dosis de un Dylan primerizo
El resultado es un cóctel bonito y sereno.
De nombre The Felice Brothers.
Luminoso y meláncolico.
A consumir sin moderación.
Especialmente indicado para días como hoy.
Mirando caer la nieve por la ventana.
Los pies golpeando el suelo al compás.
Sobre todo cuando llega la feliz Radio Song.


Nota a pie de página:
¿Por qué a la gente le gusta tanto House? No lo entiendo. El otro día vi un capítulo. Por primera (y última) vez. Ni me pareció divertida, ni el tal doctor es tan ingeniosamente sarcástico (por favor, que resuciten a David Addison YA), ni nada de nada. Me pareció más bien un melodramón en toda regla, incluso con un punto intranquilizador y malrollero.

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