jueves, 11 de junio de 2009

SIMPLE MEN


Un minuto de atención. Miren fijamente la foto de arriba. Un minuto. Sin apartar la vista. Ahora imaginen sobre la testa de Ray LaMontagne una corona de laurel. Tenemos un filósofo griego. Si le manchamos la cara con un poco de grasa, obtenemos un trabajador de alguna fábrica del profundo Oeste americano (más concretamente de zapatos, que a eso se dedicaba LaMontagne antes de empuñar la guitarra). Y si no quitan, ni ponen nada, verán a un hombre de campo (vive en una granja en Maine). Mirar la cara de este tipo provoca un extraño estado de serenidad. Sumerge en un raro trance contemplativo. Hay algo honesto ahí. Algo antiguo. Algo plácido. Algo transparente. Algo de verdad. Lo mismo que en su música. Le/la descubro ahora. (Ya escribí sobre mis lentitudes). Me recuerda a Van Morrison, Dylan claro, Ray Charles, Sam Cooke, y Ryan Adams mucho. Trouble es un precioso debut (2004; sí, qué atrasos). Honesto. Antiguo. Sereno. Plácido. Contemplativo. Sincero. Real. Una voz que raspa lo justo. Que suena como si estuviera ahí. Sólo para ti. Canciones perfectas para los días de verano cuando la luz está a punto de acabarse. Gloriosa sencillez.

2 comentarios:

El conejo blanco dijo...

Perdón por el inciso sabiondillo a lo petete, pero los únicos que llevaban corona de laurel eran los vencedores de los juegos píticos. Los filósofos griegos también corrían, pero para que no los pasaran por la piedra...

Mejor la foto que la música.
La encuentro cursi y descafeinada.
Si hablamos de ardillas, me quedo con Sam Bean o incluso con Bon Iver.

La Rata Marcelina dijo...

noooo
más ardillas no!
malditas roedoras,
mejor bon jovi que bon iver