lunes, 10 de mayo de 2010
LAS LEYES DEL MAR
Estaba yo viendo Océanos cómodamente reclinado en mi butaca, gozosamente absorto, felizmente transportado y estaba yo pensando qué bien que no me lo expliquen todo (la voz en off es prácticamente inexistente) y qué bien que no me digan que el mundo se va a la mierda. Estos pensamientos se acaban en un determinado (y me temo que necesario) punto, pero hasta ese momento (y luego también, pero por otros motivos, nada lúdicos, nada gozosos, nada hermosos), pelos de punta. Qué armonía, que emoción, que belleza, qué silencio, qué lentitud, qué serenidad. Todo llega como amortiguado, sin gravedad (en todos los sentidos). La violencia es otra. Las leyes son otras. Hay escenas que querría ver todas las noches antes de acostarme (la coreografía de los delfines, los bancos de peces y las ¿gaviotas?; las peleas cangrejiles contra seres oceánicos desconocidos; las focas haciendo perezas; o, incluso, la de un colosal barco surcando los mares tempestuosos como si de una orca se tratase).
El misterio permanece. Ignoto. Profundo respeto. Amor infinito.
Me quedo con que los fondos marinos están plagados de bichitos de colores imposibles, formas improbables y movimientos oculares impensables que se pasan el día bailando.
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1 comentario:
no permitiré que esta entrada quede vacía! anoche me dormí pensando en esos pececitos de colores que bailan...
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