martes, 17 de julio de 2012

FALSOS MITOS (de ayer y hoy)


Al chaval de la izquierda parece estar dándole, efectivamente, un corte de digestión. 'Mamá, me pasé con los macarrones con tomate'.


Capítulo 1:
La infancia

1. Corte de digestión:
El célebre mandato de no bañarse hasta transcurrida una hora y media (o dos en los casos más enloquecidos) ha destrozado muchas tardes infantiles en playas y piscinas. Se supone que si estabas haciendo la digestión y te metías en el agua sin esperar el tiempo de guardia establecido, te morías. Te ponías morado, vomitabas, te hundías y adiós, chiquillo. No conozco una sola persona a la que le haya pasado. Imagino que si, nada más ingerir una paellota, te cruzas a nado el Canal de la Mancha, pues igual te da un parrús; pero lo mismo que si te subes el Tourmalet o te pones a hacer cualquier barbaridad de secano. Aún así, sigo practicando tan dudoso consejo y honrando el tiempo de digestión con una siestecica antes de zambullirme en el agua.

2. Nunca ingerir zumo o fruta después de la leche:
Otra buena. El orden de los factores sí alteraba el producto y mucho. ¿Después del Cola Cao, un zumito de naranja? Vómito garantizado y malestar programado. La leche se CORTABA. Palabra de madre. Se ve que había una obsesión generalizada por la digestión y su posible interrupción. Y yo me pregunto ¿acaso el estómago tiene compartimentos estanco? ¿no se mezcla todo ahí y simplemente CAE? ¿qué sucede con los batidos y esos refrescos modernos y energetizantes hechos a base de leche Y zumo? No he visto a nadie morirse por tomar un zumo tras un café, como mucho hacer muñecos de barro... Aún así,  y no sé si por costumbre o por temor reverencial, sigo respetando el meticuloso y absurdo orden desayunil.

3. Teñir el bigote:
Esta era una cosa que se le decía a las niñas. 'No te quites el bigote que te va a salir más'. Así que ahí andaban todas las púberes dándole a la andina convencidas de que esa pelusa rubia no sólo apenas si se vería; sino que, en ningún caso, les haría parecer remedos liliputienses de algún militar alemán. Pobres muchachas engañadas que tuvieron que terminar por rendirse a la evidencia -aka cera- habiendo sufrido un lustro o más de motes infames, burlas varias e inseguridades sobre sus muchos atractivos. No lo practico y nunca lo he practicado: los tapires llevamos a gala nuestros bigotes como cerdas.

4. Caramelos en la puerta del colegio:
'Nunca cojas nada que un desconocido te ofrezca'. A mí NUNCA me han ofrecido en TODA mi infancia algo GRATIS (bueno, mentira, una vez un heladero me regaló un cucurucho de helado VACÍO). El falso mito del hombre que regalaba cosas peligrosas y adictivas a la puerta o inmediaciones de los centros escolares es uno de l urbanasas leyendas más delirantes, injustificadas, y sin embargo, arraigadas de nuestra infancia. Me pregunto de dónde vendrá la idea. Nunca seguí dicha enseñanza, ya digo que no tuve oportunidad.

5. Piojos amantes del pelo largo:
Que los piojos se pirren por los pelos limpios puede ser cierto (aunque tampoco me parezca una solución llevar el pelo sucio para evitar el ataque de estas alimañas: te ahorrarás piojos, pero a cambio tendrás pocos amigos y una sucursal de aceite Carbonell por testa); pero que los piojos vayan en masa a las melenas es una cosa del todo improbable. Yo, que en mi niñez tapiresca, lucía melenón, no fui especialmente propensa al piojamen; y convivía, sin embargo, con infantes que llevaban cabezas casi rasuradas plagadicas de piojicos picorosos.


Nota a pie de página:

Esta sección ha sido 'inspirada' por un amigo de siglas A.L. (le mantengo en el anonimato, que él es persona discreta). Desde aquí, mi gratuito agradecimiento.
Habrá próximas entregas. La siguiente: el trabajo.


9 comentarios:

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

Tía!! Sabes que a mi me llamaron mucho tiempo Schuster en el cole por culpa de la dichosa Andina??!! :D

El tapir Nicanor dijo...

la andina es un invento demoníaco... sobre todo porque todo ese sufrimiento y humillación no eximen del tirón posterior: depilación

epifanía dijo...

La andina... Hostia puta! Eres un brujito, Tapir! Me acabas de llevar de viaje en el tiempo!

El brigadier dijo...

Recuerdo que echar una aspirina en su vaso de coca cola, podía transformar a la mas monjil de las pitruquis en una ninfómana despendolada. También recuerdo que fumar mentolado te dejaba estéril.

Y no sé si falso mito o leyenda urbana, pero aún recuerdo con repelús el legendario "pincho o pellizco!" de las calles madrileñas.

El tapir Nicanor dijo...

brigadier,
yo que vivo en climas selváticos, no sé que es eso de pincho o pellizco; desarrolle, por favor...

epifanía,
la andina es una cosa que todas las féminas en edades de tener pelo en los ochenta han utilizado en menor o mayor medida...

Anónimo dijo...

Que la cocacola era zumo de nuez. Que cansancio exprimitorio!

Que el chicle de menta era moco de mono. Si, claro!

Que fumar las hebritas de por dentro de la cáscara del plátano colocaba. Una tos...!

SL

MiniMe dijo...

Que si abrías la nevera descalzo, era electrocución segura...mi abeula dixit

El brigadier dijo...

Pues que si te atracaban era más que probable que te vieras en la desagradable disyuntiva de tener que elegir entre que te pincharan con el bardeo, o que te arrancaran un cacho carne con unos alicates. Eso se suponía que era "pincho o pellizco!"

Miss Amanda Jones dijo...

Por supuesto que el zumo después de la leche hace mucho mal! Sin embargo, la fruta sin exprimir no hace ese efecto.

Que si no se podía tomar agua después del helado (y yo no sé si es por trauma, pero cada vez que me como un helado me entra una sed bestial y me tengo que beber un vaso de agua de un trago).

Que si te tomabas un Baileys y después una cocacola se te hacían unos cristales enormes que te cortaban el estómago y te morías.

Que si la primera vez que echabas un kiki no te quedabas embarazada.

Y en mi casa la digestión eran tres horas... aunque una vez que mis padres se pimplaron una botella de vino entre los dos para comer, antes de irse a echar la siesta nos dijeron que eran cuatro.