
Un amigo con bastante buen gusto en general -en particular para cuestiones literarias- me recomendó tras leer mi entrada sobre 'La clase' el libro 'Como una novela', de Daniel Pennac. "Te gustará". A veces, soy obediente. Fui esa misma tarde y lo encontré y lo devoré.
Sobre lo que supone leer: "Una lectura bien llevada salva de todo, incluso de uno mismo. Por encima de todo, leemos contra la muerte".
Sobre los pésimos métodos de iniciación a la lectura que se aplican en escuelas y familias (tan malos que, lejos de disipar el miedo a leer, lo potencian): "El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con algunos otros, como el verbo amar, el verbo soñar..."
Sobre ese falso mito de que el leer ocupa tiempo: "En el momento en el que uno se plantea si tiene tiempo para leer, es que no tiene ganas de hacerlo. Si estudiamos la cuestión de cerca, nadie tiene tiempo de leer. La vida es un obstáculo permanente a la lectura. (...) El tiempo de la lectura siempre es tiempo robado -como el tiempo de escribir, por otro lado, o el de amar-".
Sobre el silencio: "¡Qué gran goce del lector, ese silencio de después de la lectura!"
Sobre el milagro redentor de leer: "(...) el refugio del libro contra el crepitar de la lluvia, el silencioso deslumbramiento de las páginas contra la cadencia del metro, la novela disimulada en el cajón de la secretaria, la breve lectura del profesor cuando los alumnos se marchan, y el alumno del fondo de la clase leyendo a escondidas antes de entregar su examen en blanco..."
Sobre los derechos del lector: El derecho a no leer, a saltar páginas, a no terminar un libro, a releer, a leer cualquier cosa, al 'bovarysmo', a leer en cualquier lugar, a picotear, a leer en voz alta, a callarse.
Sobre el porqué de leer: "El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en comunidades porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra, pero que ninguna otra compañía sabría sustituir. (...) Nuestras razones para leer son tan extrañas como lo son nuestros motivos para vivir".
Devorándolo pues, y habiéndome atenido a la máxima de Pennac de 'contar' a los demás lo que uno lee (y perdón por la traducción: es mía e improvisada), sería injusto no dar las gracias (por la recomendación) y qué mejor manera que hacerlo en palabras del propio Pennac:
"Lo que hemos leído de más hermoso, se lo debemos casi siempre a un ser querido. Y es a un ser querido a quien se lo diremos primero. Quizá, justamente porque la esencia del sentimiento, como el deseo de leer, consiste en 'preferir'. Amar es, finalmente, regalar nuestras preferencias a aquellos a los que preferimos. (...) Cuando un ser querido nos recomienda un libro, es a él a quien buscamos primero entre líneas, sus gustos, las razones que le han empujado a darnos ese libro, los signos de una fraternidad".
Suscribo, estimados y preferidos lectores.