lunes, 23 de febrero de 2009

LLAMANDO A JUSTICIA POETICA


Cuando uno no es hincha enloquecido de ningún club, lo suyo es ir con el más débil. Por aquello de la emoción, por aquello de que no siempre ganen los mismos, por aquello de la justicia poética. Así que siempre he sentido debilidad por el Estudiantes, ese equipo que vive al borde y cuya fiel afición está acostumbrada a padecer. Tras un inicio de temporada bastante flojo, los del Ramiro parecieron recomponerse, tanto y tan bien, que se metieron en la Copa del Rey; tanto y tan bien que, cuando nadie daba un duro por ellos, se colaron en las semifinales de la Copa (pasando por encima del DKV Juventut, Ricky incluido). Ante un vencedor cantado -el Unicaja de Málaga del siempre eficiente Aíto-, el Estu hizo soñar durante 37 minutos a su sufriente demencia. Un partido duro, eléctrico, rapidísimo, emocionante y una primera parte que rayó la perfección por parte del Estudiantes (a pesar de las pérdidas de balón, hay que ver la cantidad de bolas que extravían estos chicos por el camino): defensa asfixiante, Popovic en estado de gracia, un Brewer más que correcto y un Iturbe que no enchufaba triples, los dibujaba en al aire. Pero dio igual, el Unicaja es mucho Unicaja. Solidez férrea frente a una irregularidad digna del mejor ciclotímico. La posibilidad de milagro se desvaneció cuando Berni firmó un triple imposible, al límite. Fin de la ilusión. Flop. El Estu perdió por los pelos, siete (71-78), que podrían haber sido dos o uno o ninguno, pero perdió. Una noche más, la justicia poética brilló por su ausencia. Y, por supuesto, al día siguiente ganó el TAU. ¿Quién si no?

1 comentario:

La Rata Marcelina dijo...

¡¡tapir en la contra del MARCA ya!!