martes, 24 de febrero de 2009

MANUAL DE USUARIO


Tres recomendaciones antes de ver El luchador (y a mí que me ha recordado mucho a 8 millas, el bastante aceptable seudobiopic de Eminem que para la mayoría fue un telefilme de serie B. No sé si el paralelismo me viene dado porque tanto The Ram -el personaje interpretado por Mickey Rourke- como Marshall Bruce Mathers III gastan agua oxigenada como tinte para su maltratada cabellera...):

1. Bajar las expectativas: la película está bien, pero todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en situar el listón demasiado alto. Hay momentos Estrenos TV y hay demasiadas historias paralelas que a mi juicio resultan superfluas, cuando no innecesarias. Todo habría sido mejor si Aronofsky se hubiera centrado en documentar con rigor de antropólogo la figura del luchador y los entresijos de este deporte -¿o es, en realidad, un ritual?- tan extraño y que a los europeos nos resulta, como poco, incomprensible, chocantemente incomprensible (una especie de lucha de gladiadores coreografiada y medio pactada).

2. No estar en plena digestión durante el visionado del film: que nadie piense que esto es como los combates de pressing catch que ponen en alguna cadena nacional. Nada de eso. La cosa va de casquería fina. Sangre a borbotones, brutalidad a espuertas y salvajadas de lo más cafre. Avisados quedáis.

3. Abstenerse de encontrarle a Mickey Rourke ninguna semejanza física: todas las que pasarán por vuestra cabeza tendrán nombre de cantante aflamencado tipo Falete o de artista transexual cupletero entrado en años y residente en la Andalucía más profunda. Evitar pues a toda costa jugar a los parecidos razonables: arruinarán la -por otra parte soberbia- interpretación de Rourke.

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