lunes, 19 de octubre de 2009
AMOR A PRIMERA VISTA
Creo que me he enamorado.
Hay canciones que, para bien o para mal, te impulsan a moverte, a pensar que hay otros mundos mejores y que están ahí, aunque no sepas del todo donde, ni cómo llegar. Pero están. Una certeza tan esperanzadora como dolorosa.
A eso suena el primer disco de Mumford and sons, Sigh no more.
Intenso, brillante, épico, roto, emocionante, luminoso a ratos, oscurito otros.
Sabe a tierra.
Una voz maravillosa, rasposilla, rabiosa o amable según se tercie.
Y, dios, qué arreglos.
Y ese banjo...
Y qué pausas. Esos momentos en los que una canción se queda suspendida el tiempo de una respiración.
Me sentó bien el sábado por la mañana con las ventanas abiertas.
Me llevó por la tarde mientras hacía tiempo.
Me volvió a sublevar el domingo por la mañana cuando la calle lucía silenciosa y desierta.
Recuerdan no poco a mi último flechazo: Noah ant the Whale.
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2 comentarios:
jo... qué bonito
:__)
Gracias!
señor Tapir, la propuesta esta no me ha funcionao
me flipa lo que hace con la acústica y el banjo nunca me dijo.
una segunda oportunidad de mi oreja y yo ya no puedo pas. excede de la lógica continuidad hacia lo repetitivo hasta la monotonía, marcadamente (para lo criticable, aunque aquí me da manda la subjetividad) yankee anglosajón. los paisajes épicos, intensos, molan. sí pero no. no, no. no me acaban de decir
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