viernes, 29 de enero de 2010
EL MISTERIO SALINGER
Primero fue El guardián entre el centeno. Hace una eternidad. Y no entendí muy bien la furia Salinger. Imagino que, una vez más, el espacio y el tiempo fueron los equivocados. Mi tiempo y mi espacio. Cronologías erróneas. Luego Nueve cuentos. Recuerdo en particular el de Un día perfecto para el pez plátano. Me maravilló. Tengo la sensación intacta. De hermosura, de delicadeza, de poesía, de -como hubiera dicho John Cheever- fabulosa tristeza. Franny y Zooey me hicieron amar al viejo cascarrabias. Y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, adorarle. Luego ya se me extinguió Salinger. Se acabó. Ya no había más Salingers por ningún lado. Él mismo se encargo de agotarse, de desaparecer, de volatilizarse, de escaparse. Como sus cuentos. Como un espíritu. Sus personajes me volvían alguna vez. Su nombre aparecía de cuando en cuando en algún suplemento cultural. Su anunciado y nunca bien hallado retorno a la literatura manchó algunas páginas de algún periódico. Incluso tuve que leer, por imperativo laboral, una basura 'escrita' (sería mejor decir, redactada) por su hija y que se dedicaba a pulverizar el mito y/o a alimentar la leyenda negra del ídolo huraño (que si bebía su propio pis, que si su sexualidad era un tanto extraña, que si se aprovechaba de escritoras en ciernes, qué sé yo...). Me gusta la prosa de Salinger. Me gustan los Glass. Me gustaba todo lo que veía y escuchaba cuando le leía. Y me gustaba su cerrazón enfermiza, su tajante y radical no querer saber nada del mundo; o, más bien, que el mundo no supiera nada de él, de cómo era, de quién era. De haber hecho, sí; y de dejarlo hecho, sí; y de no querer hacer más, no; y de ni siquiera explicar los porqués. ¿Para qué? Ahora Salinger ya no está. Y la cosa no cambia. Sigue habiendo lo mismo. Exacto. Ni una coma más. Ni un punto más. Que hace cuarenta años. Con todo su misterio. Inasible.
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9 comentarios:
Todos los libros de J.D. Salinger para descarga gratuita:
http://libroslibresmusicalibre.blogspot.com/2010/01/el-testamento-de-jdsalinger.html
Jo, anónimo, tío, qué gran noticia, de verdad. ¿Tú en qué curras? Me voy a descargar tu curro gratuitamente. Qué chulo, cómo mola, es guay. Hoy me he levantado y me he dicho, hoy me voy a descargar el pan y la leche y los tomates y hasta la cerveza, qué coño. Y cuando vaya a cobrar a fin de mes, le diré a mi jefe, no, hombre no, querido jefe, no me pagues, descargate mi curro de este mes, mi curro es libre, ya sabes, tío.
Capitán Ruiditos, cuando vas a una biblioteca le sueltas el mismo chascarrillo a los bibliotecarios?
Hola cielo anónimo, te respondo y ya no seguiré más, porque como te he comentado voy a ir al concesionario de coches hoy, y me voy a descargar un par de Ferraris. Se ve que no conoces cómo funciona una biblioteca. Las bibliotecas "compran" los libros al autor, ¿me sigues? No se los descargan de ningún sitio. Los han comprado con los fondos públicos o privados de los que dispongan. Las bibliotecas son un servicio público financiado por el gasto público del Estado, que se obtiene, mediante los impuestos o tasas. Igual que para recoger la basura, la luz, la educación. Tío. Las bibliotecas no nacen del aire, ni los edificios ni las estanterías que las habitan. Son edificadas por curritos que hacen su trabajo, etc. Y así ad infinitum. ¿Es tan difícil de entender? Pero veo que sí. Ciao. ¡Los Ferraris me esperan!
jajajajajaja
Tapir, seguro que cuando escribes un post no tienes ni idea de por dónde vamos a salir...
qué bueno.
Qué razón tiene Dot,es que nos metemos en cada berenjenal contigo,Tapir querido(vaya mierda pareado me salió,perdón).
Tu maravillosa entrada,tu hermosa elegía a Salinger;me emocionaste,mucho,de principio a fín es delicada y preciosa.
Coincido contigo en todo,en lo de su prosa,en lo de su escapismo;en los detalles y en todo lo demás.
BONICO DEL TÓ.
Un abrazo entre el centeno.
Mmm. Tentado me siento de manifestar mi conformidad plena con el texto, pero hay algo en sus últimas palabras que me suscita una duda. Repasemos el final de la entrada:
"Ahora Salinger ya no está. Y la cosa no cambia. Sigue habiendo lo mismo. Exacto. Ni una coma más. Ni un punto más. Que hace cuarenta años. Con todo su misterio. Inasible."
Salinger se pasó los últimos años sin publicar. Prefería no hacerlo. Pero dicen que escribía sin parar, corrigiendo obsesivamente.
Ahora Salinger no está y la cosa quizás cambie. Podremos, tal vez, leer ediciones con portadas ilustradas, o ediciones para niños. Podremos asistir al seguro fracaso de las adaptaciones al cine y a la televisión. Y podremos conocer, por qué no, qué fue del resto de los Glass. O cómo empezó todo aquello. Soñar es gratis, hermanos. Pensemos en Salinger. Y, sobre todo, pensemos en los albaceas de Salinger.
Absolutamente a la altura, tapir. Lenta y parsimoniosamente, me quito el sombrero
ricorico
el quesito
que me como yo
me lo bajo yo solita
del ultramarinos de la esquina
quiero decir
que me bajo
yo solita
al ultramarinos de la esquina
entro por un rincón
y detrás del mostrador
me hincho a parmesano
a cabrales y a padano
(y después de comerlo,
me sale por el ano,
y le dejo el regalito
al tendero manolito)
qué gustito
qué alboroto
estoy como una moto
regreso a casa
y le digo a ratoncín
(no confundir con ramoncín)
'me he bajado unos quesetes'
y ratoncín se enfada conmigo
porque el menú he cholao
y circunspecto espeta:
'¡piensa en manolito
su trabajo le ha costado
tener los quesos en venta
y disfrutar de un colmado!'
así me recrimina
y de los nervios gomito
-perdón, vomito-
con el disgusto prometo
no volver a realizar
tamaña sinrazón
y me pongo a recitar
la tabla del dos
que siempre viene bien
para quitarse la tos
-y olvidar afrentas-.
tos por uno, tos
tos por tos, cuatro
tos por tres, seis
...
and so on
y esta es la historia completa
de la rata marcelina
quien tenga orejas que escuche
quien tenga cejas también.
¿cielo? ¿ferraris? ¿ad infinitum? tú tienes mas de una tara, lo tuyo es una colección ¿de qué vas? comemierdas de los cojones. capitán ruiditos a mí... te ibas a enterar
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