miércoles, 25 de febrero de 2009

LA FLECHA DEL TIEMPO


Vals con Bashir es una brillantísima película bélica, sí, claro, vaya descubrimiento. Me ha remitido directamente al horror adolescente que experimenté cuando leí Sin novedad en el frente de Erich María Remarque. Y, ojo, los dibujos animados, lejos de alejar la barbarie, la acercan hasta hacerla casi masticable.


Pero Vals con Bashir es algo más. Un montón de preguntas. Incógnitas como: ¿por qué olvidamos unas cosas y recordamos otras?, ¿por qué se nos confunden algunos recuerdos cercanos y otros, bien lejanos, se dibujan con precisión inaudita?, ¿por qué inventamos involuntariamente vivencias y negamos otras que sí sucedieron? Los mecanismos de la memoria, como los caminos del señor, son insondables. Y de eso va también Vals con Bashir. Una reflexión sobre la memoria o sobre la ausencia de ella; sobre el dolor de los recuerdos; sobre cómo nuestro portentoso cerebro filtra, borra y rehace el pasado a su capricho, o más bien al servicio de un no tan caprichoso mecanismo de protección inconsciente. ¡Qué listos somos cuando no pensamos!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muy buena película! Lo triste es que aquello no sirvió para evitar lo del año pasado ni lo de éste... ni de lo que vendrá...

Anónimo dijo...

gran pelicula!

Anónimo dijo...

qué listos somos cuando no pensamos. sí, tapir. ahí estamos.