sábado, 7 de noviembre de 2009

SOY TURISTA EN MI PROPIA CIUDAD


Ayer hice como que no estaba en Madrid, o mejor dicho, hice como que no era de Madrid. Dispuesto a una mañana como la que tendría en cualquier otro lugar que no fuera este, el mío. Me calcé las zapatillas que me pongo cuando me voy a alguna ciudad extranjera (tengo la maldita manía de usar el transporte público sólo en caso de extrema necesidad) y me dispuse a perderme. Nada de caminos rectos, nada de rutas conocidas, nada de mirarse los pies. Anduve como lo hago cuando no estoy en mi ciudad: con ritmo, pero sin prisa; con un objetivo concreto, pero sin importarme lo que me lleve alcanzarlo. Una larga caminata disfrutable per se, la zanahoria -la exposición de Lisette Model en la Fundación Mapfre- era sólo una excusa. Una hermosa disculpa. Llego allí con mi recién estrenada identidad de turista. Un grupo de niños atiende a una chica que les explica cosas sobre la fotógrafa, sobre los encuadres, sobre Nueva York. Veo la expo de arriba a abajo y de abajo a arriba. Me paro en alguna anciana pintarrajeada, en los rostros infinitos de los mendigos y en las piernas cortadas y agitadas desfilando la Quinta Avenida. No sé qué hora es, tampoco me importa. A la vuelta, tomo otro camino. Vagabundeo por zonas por las que no suelo. Y hago lo que hago cuando no estoy en mi sitio: espero a que llegue la cafetería adecuada. Miro por la cristalera. Luz, gente y ruido perfectos. Entro, me siento en la mesa que da a la calle, pido un café y saco mi libro. Qué bien se está de vacaciones, pardiez. Como decía el personaje de Gong Li en Corrupción en Miami (tomayareferencia): "El tiempo es un regalo".


Nota a pie de página:

Siempre me han fascinado los hilos musicales. Ayer, en la clínica de rehabilitación, entre latinadas almibaradas y canciones pop con pretensiones de hit y gracia cero, sonó una versión en directo y extralarge del Hallelujah de Cohen. Casi lloro.

3 comentarios:

molinos dijo...

A eso lo llamo yo pasear con actitud de "piensa en guiri".

Las Horas dijo...

¡Qué bello día tuviste!, enteramente envidiable, en verdad. La última vez que yo pasee por mi ciudad con total soltura me arrestaron por tomar unas fotografías… creo que mi día no fue muy bello. Pero en efecto, el tiempo es un regalo. Yo aquí espero con ansias mis vacaciones. Saludos.

el brigadier dijo...

El sábado me tiré a las (semivacías) calles del centro y, delante de una tienda de souvenirs en pleno Paseo del Prado pronuncié el título de tu entrada. Literal. Lo juro. Luego, para estirar la pantomima, hicimos lo que hacen los guiris: sacarnos fotos absurdas y hablar (ejem) en inglés.

Tras pajarear un rato, acabamos comiendo un cebiche en un peruano de Lavapinrels y el café lo tomamos en un ático de la calle Amparo mientras un profesor de taichi nos enseñaba sus videos caseros. En la escaleta del guión decía que rematábamos la tarde en la Fnac. Allí me agencié, entre otras cosas, la genial adapatación que hace Crumb del libro del Génesis (tenía que decirlo).

PS.- Después del derby, en algún momento de la irregular "Watchmen", creo recordar que también sonó (no sé si tan largo) el Hallellujah...