miércoles, 7 de abril de 2010

SUPERGOOD




Con Superbad me desgañité.
Prediqué en un desierto de escépticos lo buena que era.
No hubo manera.
Todos me miraban con recelo o me desautorizaban sin más.
En la mayoría de los casos, debo decir que, sin tan siquiera haberla visto.
El título en castellano (Supersalidos) tampoco ayudó.
Catalogada como una tontocomedia adolescente para ídem.
Pero no.
Superbad era bastante más que eso.
Sal gorda, sí.
De la buena.
Pero más, mucho más.
Con Adventureland he decidido no hacer proselitismo.
Ni apología.
Mottola es un grande.
Y punto.
Mottola es un grande.
Y el que no lo quiera ver, peor para él.
Un tipo que habla de las emociones con una rara perfección.
Con desparpajo, irreverencia y cachondeo.
Pero también con una fina y sensible mirada.
Una extraña pureza.
Un tipo que pilla el espíritu teen sin dramatizar.
Un tipo que habla de las primeras veces sin idealizarlas más de la cuenta.
Sin caer en tópicos, sin dejarse llevar por la cursilería.
O al menos, así me lo parece.

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Y qué guapa. pero qué guapísima sale la crepúscula Kristen Stewart.
Y qué bandaza sonora, qué temazos y qué bien metidos.


Nota a pie de página:

A los dos días vi Verano del 42, de Robert Mulligan. Lo mismo (esas primeras veces, la adolescencia y tal), pero tan diferente

2 comentarios:

el cónsul honorario dijo...

Pues yo ya estoy haciendo proselitismo, como bien sabes, tapir.

Que Mottola puede ser un grande es evidente sólo con recordar el último plano de Superbad, cuando los amigos se separan en la escalera mecánica: no se me ocurren demasiados momentos de cine en los que se cuente tan bien el paso de una etapa vital a otra, la ilusión y la decepción que eso conlleva.

Que estas películas sean obviadas tanto por la crítica como por parte de su público potencial (ninguna se estrenó en V.O., y eso no ayuda), es una pena, y sólo habla de lo rancios que siguen siendo los estamentos que sancionan lo que es bueno y lo que no en la cultura en este país, así como de la enorme influencia que siguen teniendo en la gente.

Si no lo dice el tapir, lo digo yo: anímense y vean Superbad y Adventureland, aparquen los prejuicios. Son dos pelis estupendas: divertidas, tiernas, emocionantes, con múltiples lecturas, con musicón... Un regalito para todos los que seguimos conservando algo -aunque sea sólo un poquito- de espíritu teen.

1600 Producciones dijo...

Seguiré tu consejo...

Saludos