sábado, 11 de abril de 2009

AL MENOS, INTENTARLO



Puede que una de las palabras que más se repita en la película The Visitor sea gracias. Hay ocasiones en las que hay que darlas. Una y mil veces. Porque algo ocurre justo cuando tiene que ocurrir. Porque las cosas llegan en el momento preciso en el que tenían que llegar. Porque te cruzas con alguien en el momento adecuado. Personas que te ayudan a hacer un trozo del camino. Y tú a ellas. Un momento. Unos días. No importa. Una mano desconocida que se tiende. Un brazo al que agarrarse. Salidos de la nada. Surgidos de una generosa nada. Sin pedir nada a cambio. Ahí están. Firmes. De eso va The Visitor. Eso fue para mí The Visitor: algo que te coge de los pelos y te saca. Sin caer en los cuentos de hadas, sin perder de vista que al final todo sigue igual. Pero, como decían Experience en su canción Essayer, al menos intentarlo.

en primer lugar, no perder el tiempo,
imaginar de manera diferente
otros medios de salir del punto muerto
buscar en otros lugares
al menos intentarlo
por razones políticas, por razones poéticas
negarse
multiplicar por dos o por tres las oportunidades de vivir mejor
de sentirse feliz
si se trata de ser libre, al menos intentarlo
tanto como sea posible
al menos intentarlo
nada es absolutamente oscuro
nada es simplemente luminoso
entre la valentía y el miedo
nada es simplemente oscuro
nada es simplemente luminoso
una existencia
algunos errores
si se trata de reducir el margen de error
en la medida de lo posible
si se trata de ser libre
al menos intentarlo
tanto como sea posible

1 comentario:

El conejo blanco dijo...

En palabras de un viejo filósofo: "cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno y del modo correcto, no resulta tan sencillo."
A este momento de claridad, los griegos lo llamaban "kairós".
Esa intuición de que es el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros para tomar una decisión determinada.

En la experiencia estética es el momento de la epifanía, el instante eterno por el que el tiempo deja de ser cuantitativo para ser cualitativo.
El que nos hace imprimir un volantazo por el que nos apartamos de la confortable autopista - la espera desesperada - y nos adentramos en los caminos del bosque.

Una imagen de " The Visitor": Esa escena en la que el profesor Vale
observa, con una sonrisa de alivio, cómo se llevan el piano de cola que tanto se empeñó en aprender a tocar. La metáfora de una vida: la del esfuerzo, el cansancio y la pesadez.

Genuflexiones ante Richard Jenkins. Un eterno secundario que ya en "Six Feet Under" lograba, con cuatro frases y cinco escenas, que su presencia sobrevolara toda la serie.