jueves, 23 de abril de 2009

BAJA FIDELIDAD


En el mundo real no existen condensadores de fluzo, ni doctores Emmett Brown, ni ocho cuartos; y los pocos DeLorean que se venden en el Viejo Continente cuestan el salario de un par de años. Pero, cuando ya pensaba que los saltos en el tiempo nos estaban vedados a los que no frecuentamos el planeta Hollywwood y aledaños, cuando ya me había conformado con quedarme resignado y quitecito en 2009, llega la reedición de lujo (preciosa, por cierto) de Brighten the Corners de Pavement. Y, guau, retrocedo una década en el tiempo. Estamos en 1997. Y todo suena fresco y nuevo y adolescente y apresurado y lleno de vida y rabioso e imperfecto y entrañable. A recién descubierto. El cuarto álbum de Pavement no fue precisamente laureado por la crítica en aquel momento (ahora parece que sí, que es un clásico, va a ser verdad eso de que el tiempo todo lo pone en su sitio), pero vendió montones de copias (de donde se deduce que el público es, a veces, listo y visionario, por mucho que se le suela tratar de exactamente lo contrario). Ahí atrona la bestial Stereo; Shady Lane estaba grabada en una cinta TDK con alguna otra de Sonic Youth, Sebadoh, The Jesus & Mary Chain y Nirvana; Old to begin te recuerda por qué te gustaba tanto la voz de Stephen Malkmus; Embassy Row te obliga a saltar y Fin hace que eches de menos el noise. Un ratito no más. Tampoco nos pasemos. No conviene exagerar con la nostalgia. Toca volver. Regreso al futuro. Presurización de la cabina. Aterrizaje: abril 2009. Gracias por la confianza, en unos minutos tomaremos tierra, el tiempo es agradable y los termómetros marcan 21 grados. Bienvenidos y disfruten de la estancia.


1 comentario:

Yuri dijo...

Otro discazo, Tapir.s