viernes, 3 de abril de 2009

LAPSOS



Remedios contra el insomnio hay tantos como insomnes.
Remedios contra el insomnio hay tantos como noches en blanco.

Hay libros que sirven para desatascar.
Entre cocido y cocido, una ensalada se agradece.

Hace unas semanas coincidí con un tipo al que no conocía. Durante las horas en las que lo conocí para volver a no conocerlo pasadas esas horas, me recomendó varios libros. Uno de ellos era Trece tristes trances de Sánchez Piñol. Le costó tanto pronunciarlo, me costó tanto repetirlo, que el título se quedó ahí flotando. Cuando ya volví a no conocer al tipo en cuestión, el libro me cayó entre las manos y también lo que flotaba del tipo al que sólo conocí unas horas.

Y me lo leí de un tirón.
Para vencer el insomnio.
Y como digestivo.
Consiguió sus fines.
Hizo que me durmiera.
Tarde, pero sí.
Fue ligero.
Algunos cuentos no me gustaron.
Otros, sí.
Uno me dio como asco.
Un par me hicieron sonreír.
Pensé: 'ay, qué majo' varias veces.
Estuve en África y en la luna.
Me tumbé en alguna frase.
Luego soñé algo extraño.
El cuento número catorce.
Otro triste trance.
En los créditos salía él, Sánchez Piñol.
Letras blancas de molde.
Me desperté y pensé en escribirlo.
Mandárselo y decir: 'mira'
-a fin de cuentas era su firma,
por mucho que fuera mi sueño-
'Mira lo que pasa con tus tristes trances'.
Me di la vuelta.
Creo que volví a dormirme.

1 comentario:

Capitán Ruiditos dijo...

Hola Tapir, he vuelto, la verdad es que nunca me he ido, pero a veces o casi todo el tiempo estoy como ido, marchado, en el lado de ninguna parte. Lo más seguro es, que pese a no haberme marchado nunca, lo vuelva a hacer, quiero decir, quedarme. Si uno no se va lo contrario es marcharse de nuevo aquí al lado, justo donde uno no está, cada vez más lejos, regresado.
Saludos mudos del Capitán Ruiditos